Teherán y otras grandes ciudades del país amanecieron este sábado tomadas por la policía antidisturbios y sobre todo por las milicias radicales de voluntarios islámicos Basij, claves en la represión de las cruentas protestas del pasado año.
A lomos de pequeñas motocicletas de fabricación china, patrullaban desde últimas horas de la noche del viernes distintas partes del centro y el norte de la ciudad. Fuentes de la oposición han informado de que una serie de enfrentamientos aislados estallaron al caer la noche cerca de la Universidad de Teherán, información que no ha sido ni confirmada ni desmentida por otros medios. Además, en las horas previas se practicaron detenciones de opositores, tanto en la capital como en otras ciudades como Tabriz, al noroeste de Teherán.
El jueves, el Gobernador de la capital, Morteza Tamadon, ya había advertido de que la oposición no contaba con autorización para manifestarse.
La Policía había alertado días antes de que se emplearía con dureza para evitar cualquier concentración que no hubiera sido autorizada. Ante esta tesitura, los principales líderes del movimiento de oposición reformista, Mir Husein Musaví y Mehdi Karrubí, anularon el mismo jueves la convocatoria.