Los cuentos, además de servir para dormir a los niños a la hora de meterlos en la cama, llevan consigo personajes irrepetibles y mensajes que quedan grabados en el inconsciente colectivo, que pasan de padres a hijos, de generación en generación.
Se habla mucho de que tengamos cuidado el 23J, porque si nos descuidamos, va a venir el lobo de la ultraderecha, esa que le pega bocados a la violencia machista hasta tragársela y regurgitarla como violencia intrafamiliar. Corre el aviso entre las gentes de izquierdas, entre apuñalamiento y apuñalamiento de antiguos compañeros y ahora enemigos irreconciliables.
Sinceramente, creo que ese aviso, que esa advertencia es absurda. Porque el lobo no va a venir. El lobo ya está aquí. La derecha de este país le ha abierto las puertas de las instituciones, les ha prestado sillas, cargos y carteras, sin tampoco negociar mucho, al menos por disimular.
En Valencia, en un tiempo récord, llegaron a un acuerdo con una velocidad sin precedentes. Daba igual que entre los firmantes de ese acuerdo, que podría haber sido escrito por un niño de Primaria, hubiera personas que niegan la violencia machista, un asunto que, años atrás, era de total consenso entre todas las fuerzas políticas de este país. No ha importado que se nombrara consejero de Cultura a un ex torero licenciado en Derecho. Como si fuera Físico Teórico por el MIT. Aquí lo mollar es que se asocie cultura con maltrato y tortura animal. Que se le abra las puertas a un individuo que ensalza el golpe de estado del 36 y que duda en ponerle a su caballo Duce o Caudillo. Le ha faltado pensar en llamarlo Adolf.
El PP se escandaliza y se lleva las manos a la cabeza ante este negacionismo de VOX, sobre todo a raiz de lo sucedido en Valencia. Y podrán pensar que habrán adoptado la medida de pausar el resto de pactos, estudiarlos uno a uno o incluso llegar a romperlos. Sería lo lógico. Pues no. Todo ha quedado en una oleada de declaraciones en redes sociales, en peroratas vacías de contenido y en promesas de no dar ni un paso atrás, cuando ya han dado todos los pasos atrás posibles.
No se preocupen que no va a venir el lobo. Ya está aquí, se ha buscado alojamiento, lleva traje y lo han puesto a cuidar al gallinero.
