La frase se ha atribuido a tantas personas que se ignora quién la pronunció realmente: “Creía que íbamos a ganar las derechas pero hemos ganado las izquierdas”. Alberto Núñez Feijóo parecía plenamente convencido de un contundente triunfo electoral el 23-J, de modo que anunció incluso la primera medida de su Gobierno: el cese de José Félix Tezanos al frente del CIS. Feijóo, en plan presidente, y Pedro Sánchez de aspirante, pues incluso en el debate de Atresmedia llegó Sánchez a decir: “Si llego a Moncloa…”. Parecía olvidar que está en Moncloa desde hace cinco años. Y el líder del PP asomaba como seguro vencedor en las urnas con la sombra de Vox como fondo. España, pues, se aproximaba a ese reducido grupo de países de la Unión Europea con gobiernos con ultraderechistas: Italia, Polonia y Hungría. Lo dijo Yolanda Díaz en la noche electoral: “La gente estaba preocupada y hoy va a dormir tranquila”. El miedo, como decía Montesquieu, es lo propio de los gobiernos despóticos, es, siguiendo ahora a Spinoza, “incompatible con la libertad”. Y Vox, sí, estaba ahí. Pero las urnas han dicho que no haya derogaciones.
El PP planteó una campaña durísima, en ocasiones brutal, con la mentira y el insulto como frecuentes argumentos, y movilizando lo que el socialista Óscar Puente denomina “el sistema mediático y económico”. Porque ETA no existe, reconoció su derrota y entregó las armas hace años. José Luis Rodríguez Zapatero acabó con la banda, ETA ya no está, aunque al escuchar a algunos líderes de las derechas parecía más viva que nunca. Y en el final de ETA ha insistido brillantemente Zapatero por toda España, un Zapatero que dejó de ser ‘Bambi’ definitivamente para devenir en una especie de Cid Campeador, en una referencia luminosa para los socialistas frente a las tinieblas que proyecta FG.
Dicen que hubo uno que se volvió loco por intentar demostrar lo evidente. Sánchez ha recurrido a su Manual de Resistencia, pero no ha tratado de demostrar nada. Carlos E. Cué escribió en ‘El País’ en la previa del 23-J: “Será una noche de emociones intensas que abrirá paso a cuatro años aún no escritos, pero que difícilmente podrán superar la epopeya de la combinación única de una pandemia, una crisis económica con un parón inédito de la producción y, cuando todo empezaba a calmarse, la primera guerra de invasión en Europa desde 1945 y la mayor inflación en 40 años”. Contra todo eso, y más, luchó Sánchez como presidente. Y cuando Feijóo se asomó al balcón de Génova la noche electoral hubo gente que gritó “Ayuso, Ayuso”. Es la política, señores.