El valenciano Quico Catalán puso este lunes punto final a sus más de trece años como presidente del Levante, club al que colocó durante este periodo en sus cotas más altas a nivel deportivo y también rescató del concurso de acreedores, pero ahora se marcha con el equipo en Segunda y en una difícil situación económica.
A punto de cumplir 48 años y casi obligado tras no haber logrado el ascenso a Primera el curso pasado, Catalán ha decidido personalmente marcharse. Lo comunicó el pasado 28 de junio, pero fue este lunes cuando se reunió el consejo de administración y confirmó su salida.
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Catalán, que había sido portavoz del club unos años antes con Pedro Villarroel como máximo accionista, regresó al Levante como director general en 2009 con el club en concurso de acreedores y con una deuda de unos 85 millones de euros.
Menos de un año después, en enero de 2010, se convirtió en presidente con el respaldo de la Fundación del Levante, que ostentaba y ostenta el paquete mayoritario de acciones. Con más aciertos que errores y con una dirección del club muy personal, Catalán asentó al Levante en la elite en esta última década.
Es el presidente en la historia del Levante con el que el equipo más tiempo ha estado en la máxima categoría, ya que once de las catorce temporadas en las que Catalán se sentó en la butaca presidencial vio a su equipo en Primera División.
Con él logró también el Levante sus mayores hitos deportivos, pues fue líder de LaLiga por primera y única vez en su historia en el primer tramo del curso 11-12 con Juan Ignacio Martínez en el banquillo. Y el curso siguiente se estrenó en competición europea y avanzó hasta los octavos de final de la Liga Europa.
Catalán, además, se caracterizó durante buena parte de su mandato por la buena gestión económica del club, que recibió grandes ingresos por la venta de jugadores como Jefferson Lerma (30 millones), Emmanuel Boateng (11 millones) Keylor Navas (10 millones) o Felipe Caicedo (7,5 millones).
Bajo la dirección del ejecutivo valenciano, el Levante abandonó el concurso de acreedores y saneó sus cuentas hasta que hace tres ejercicios volvió a arrojar pérdidas. La crisis en el mercado de fichajes por la COVID y el descenso a Segunda fueron, básicamente, la puntilla a un modelo que funcionó hasta 2020.
Catalán también puso en marcha durante sus 13 años de presidencia sus dos grandes proyectos: la remodelación del Ciutat de Valencia, cuya primera fase ya está ejecutada, y la construcción de ciudad deportiva de Nazaret (Valencia), que todavía no ha arrancado.
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Pero ahora Catalán abandona el Levante en el peor momento económico desde que él aterrizó. El club, aunque ha vendido futbolistas por casi 18 millones de euros en este mercado estival, necesita al menos otros doce millones más de forma urgente antes del cierre del ejercicio 23-24.
Es esta necesidad económica la que ha provocado la llegada al Levante del equipo de trabajo del consejero Pepe Danvila, quien tiene previsto inyectar 5 millones de euros con la compra de acciones a la Fundación y posteriormente aportará otros 10 millones con un préstamo participativo.