Más de 500 edificios comerciales fueron destruidos y al menos un 20% de las viviendas quedaron inhabitables por el fuerte seísmo que el sábado de madrugada sacudió el sur del país y sobre todo Christchurch, la segunda mayor ciudad del país.
El toque de queda, declarado para garantizar la seguridad ciudadana en las zonas más afectadas y prevenir los actos de pillaje, rige desde las 19.00 horas hasta la 07.00 horas.
La Policía ya ha detenido a varias personas que intentaron traspasar la zona acordonada del distrito comercial, al parecer con la intención de robar en comercios.
Los equipos de emergencia indicaron que han conseguido reparar la mayor parte de la red de suministro de agua y electricidad, pero cientos de damnificados están alojados en centros de acogida tras perder sus hogares por derrumbe o daños.
Según el balance oficial, una persona murió de un ataque al corazón y decenas resultaron heridas, dos de gravedad, por el violento temblor, que derrumbó fachadas enteras de edificios y produjo grandes fracturas en el pavimento de las calles.
El primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, dijo que tardarán al menos un año en reconstruir las zonas de Christchurch y otras ciudades.