“Si no hay educación, no hay futuro personal ni tampoco vinculado al empleo”, ha explicado el ministro a los informadores antes de presidir la apertura en Valladolid del I Congreso Nacional de Abandono Escolar Temprano, un indicador que evalúa el porcentaje de población, entre 18 y 24 años, que no cursa estudio alguno y sólo ha alcanzado la titulación mínima, en España el graduado de ESO.
El “exigente objetivo”, en palabras del ministro y según el acuerdo alcanzado tanto en el seno de la UE como en la Conferencia Sectorial de Educación, es el de reducir la actual media española del 31,2% –según datos de 2008– hasta el 15% en el plazo de diez años, es decir en 2020 como límite.
Las familias “cada vez valoran más la educación”, ha insistido antes de recordar el incremento de alumnos registrado en el curso académico recientemente iniciado, que ha sido de 160.000 matrículas en la etapa no universitaria, del diez por ciento en la superior y del 6,4 en lo que a Formación Profesional se refiere.
Al margen del entorno doméstico, el ministro ha llamado la atención acerca de la importancia que, en la lucha contra el abandono escolar temprano, tienen el profesorado y los colegios, institutos y universidades con su programación, estructura y estímulo para la continuidad del estudiante.
“Podrán cambiar las leyes, los gobiernos o los ministros, pero lo más importante es la implicación de las familias y el papel, la autonomía y la programación de los centros junto al profesorado”.