"Hay problemas de logística muy difíciles" y aunque "la situación va a mejorar", va a hacerse lentamente, reconoció Soubie en una entrevista a la emisora de radio 'Europe 1', dedicada a las protestas contra la reforma del sistema de pensiones impulsado por Sarkozy.
Subrayó que, con motivo de las vacaciones escolares de otoño que comenzaron ayer en Francia, el Gobierno había dado prioridad al aprovisionamiento de las 350 gasolineras de las autopistas, y que entre éstas, sólo cinco siguen sin carburante.
En el resto, sin embargo, una cuarta parte no pueden servir combustible porque no han recibido a causa de la huelga desde hace dos semanas de las 12 refinerías del país y del bloqueo de algunos depósitos de carburante (una docena de los 219 del país, según el Ministerio del Interior).
Soubie puso el acento en que pese a esos problemas y pese a que un paro en el puerto de Marsella desde hace semanas por causas propias -y no por las pensiones-, "tenemos reservas de varios meses en el territorio francés y el Gobierno ha activado importaciones muy importantes".
Ayer mismo llegó a Córcega un petrolero que había cargado en España, y muchos camiones llegan con combustible a Francia procedente de los países limítrofes.
El consejero social del Elíseo vaticinó que la tramitación parlamentaria del proyecto de ley sobre las pensiones finalizará "a mediados de la semana" próxima, probablemente el miércoles, y que a partir de entonces se podrían presentar recursos ante el Consejo Constitucional, que en ese caso debería dictaminar en el plazo de unas semanas, de forma que el texto entraría en vigor en noviembre.
Recordó que la reforma, que eleva en dos años la edad de jubilación y eleva el nivel de cotización de los funcionarios para equipararlos con los del sector público, tiene como objetivo acabar con el déficit y absorber la deuda acumulada en el horizonte de 2018-2020.
Consideró que su entrada en vigor, que dio por segura, "no es una victoria política" de Sarkozy porque en este tema "no debe haber ni vencedores ni vencidos".
A su juicio, la reforma será "una victoria para Francia" y con el tiempo incluso sus actuales opositores "se darán cuenta de que no había otra solución".
Según una encuesta publicada hoy por 'Le Journal du Dimanche', la el nivel de popularidad del presidente francés ha bajado todavía más desde el mes de septiembre, y sólo un 29% de los franceses continúan apoyando su acción (dos puntos menos que el mes pasado), mientras que un 70% están en contra.