Los expertos en Biología Marina han asegurado que la confluencia del Mediterráneo con el océano Atlántico provoca que las corrientes hagan que se mezclen las especies de uno y otro lado, lo cual convierten este lugar en uno de los más reconocidos biológicamente por la variedad de animales y plantas.
Sin embargo, el panorama del fondo marino ha cambiado con la aparición de especies invasoras como el coral negro o gorgonias así como se han expandido otras colonias como el coral anaranjado, según explica el buceador profesional Francis Valero.
El experto ha concretado que el cambio climático no sólo afecta a la superficie terrestre sino también bajo el mar en una variación que algunos han calificado como “brutal”, aunque en muchos casos esperados al ser una zona de la tierra donde confluyen muchas corrientes marinas.
La asociación ecologista Septem Nostra, a través de su presidente José Manuel Rivera, ha señalado que se ha constatado la aparición de algunas especies invasoras que antes no encontraban las condiciones necesarias de temperatura y, por otro, la reacción de las que estaban en estos fondos pero que ante los cambios reaccionan de una manera distinta.
El caso más llamativo es la aparición de hasta ocho especies distintas de gorgonias, una especie que ya estaba asentada en estos fondos pero que el aumento de las temperaturas ha hecho que “proliferen algunas más”, según Francis Valero.
También se ha descubierto el coral llamado Dendrophylia, registrada para el Golfo de Guinea, la costa de Senegal y en Canarias pero que ha “germinado” en el entorno del Estrecho de Gibraltar, al igual que el coral negro, llegado desde mares del sur. El pez del Mar Rojo, conocido como un “pariente del caballito de mar”, de entre 20 y 30 centímetros, también ha encontrado en estos fondos un nuevo hogar así como organismos invertebrados como la ascidia, hasta ahora no habitual de estas aguas.
Asimismo, se ha advertido la expansión del coral anaranjado, conocido científicamente como astroides calylularis, una especie que “encuentra muchas dificultades para adaptarse por las temperaturas bajas en invierno” pero que tiene una importante comunidad en el Estrecho, a a unos cincuenta metros de profundidad.
Buceadores profesionales han reconocido que antes había especies como “mero, morenas, congrios, centollos y langostas” y que ahora han aparecido otras nuevas aunque lo importante es que la zona se conserva en estado salvaje. Los fondos marinos del Estrecho de Gibraltar ya son un buen laboratorio para explicar el proceso del cambio climático.