En el norte y el sur, en el este y el oeste, cientos de miles de personas, según fuentes de la oposición, tomaron las calles de un gran número de ciudades yemeníes para participar en manifestaciones contrarias al régimen de Saleh.
La convocatoria de este Día de la Ira es un nuevo intento de los grupos opositores de intensificar la presión sobre el gobernante yemení, quien rechaza abandonar el poder aunque trata de tender la mano a la oposición.
Coincidiendo con estas manifestaciones multitudinarias, Saleh acusó a Israel de dirigir las protestas en los países árabes que piden el derrocamiento de sus regímenes, al calor de las revueltas de Túnez y Egipto.
“Estas protestas las financian los sionistas y se dirigen en Tel Aviv”, afirmó Saleh.