Kerry hizo esa declaración en una rueda de prensa con motivo de la visita que dos días que inició ayer en Pakistán, donde se reunió con las máximas autoridades militares y civiles del país en un intento por restañar la heridas tras la muerte de Bin Laden en suelo paquistaní a manos de comandos norteamericanos.
"No estoy aquí para pedir perdón por un triunfo sin precedentes contra el terrorismo, sino para ver cómo manejamos una relación que es crítica para nuestros dos países", afirmó Kerry, que anunció una próxima visita a Pakistán de la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton.
Sobre el secretismo de la operación contra Bin Laden, el ex candidato presidencial norteamericano por los demócratas se excusó en la necesidad de salvaguardar la seguridad de los profesionales que actuaron en la intervención armada, y negó que hubiera ninguna desconfianza hacia las autoridades paquistaníes.
La visita de Kerry se produce en medio de sospechas en medios políticos de Washington de que Bin Laden contaba con algún tipo de apoyo en suelo paquistaní.
El senador por Massachussets ya fue decisivo hace tres meses para la solución de la última gran crisis diplomática entre Washington e Islamabad, surgida a raíz del encarcelamiento de un agente encubierto de la CIA que tiroteó a dos jóvenes en la ciudad de paquistaní de Lahore y que finalmente fue liberado.