En una rueda de prensa previa al enlace civil de este viernes, Ducasse, residente en Mónaco desde hace casi un cuarto de siglo, aseguró que los platos combinarán "los sabores del mar y de la montaña", con productos locales que no incluirán la carne.
500 invitados organizados en mesas redondas de diez comensales probarán en los salones y terrazas de la Ópera Garnier, este sábado a partir de la 19.00 GMT, tres platos y un postre con algún guiño al país natal de la novia, como el vino que regará el entrante, o la protea, flor nacional sudafricana, con la que se decorará la tarta nupcial.
Ducasse aseguró hoy que desde que se anunció el compromiso en junio de 2010 soñaba con ser el elegido para concebir el menú, cuyos ingredientes proceden en su mayor parte de las cercanías del Principado, como las verduras y hortalizas plantadas en la huerta que el príncipe tiene en su casa de Rocagel, la antigua residencia de verano de los Grimaldi.
Esta mañana se comenzó ya a recolectar algunos de esos productos para iniciar los preparativos y a pescar el pescado que compondrá el plato principal, pero será este sábado cuando toda la maquinaria tome velocidad de crucero.
Según Ducasse, a Alberto II le sedujo la idea de utilizar su propia huerta para la elaboración de la carta, que tuvo en cuenta también los gustos de la futura princesa por una cocina sana, natural, y libre de grasas y de azúcares en exceso.
El conjunto lo ha elaborado un equipo "motivado y magnífico", afirmó, y su resultado será "simple, preciso, coloreado, sabroso y con los tiempos justos de cocción y temperatura", que ofrezca a los invitados "algo diferente a lo que están acostumbrados en otras recepciones".
No se ha querido desvelar "en primicia" su composición, pero berenjenas, tomates, calabacines, espinacas y pepinos serán algunos de sus ingredientes, que para el entrante, por expreso deseo del príncipe, ofrecerá una "alianza de mar y montaña".
Se ha tenido en cuenta el brillo que deben tener esos alimentos y la temperatura a la que debe servirse el vino para que se deguste perfecto "incluso si los discursos se alargan unos minutos más", y no se han descuidado tampoco las demandas de diabéticos, vegetarianos y comensales con imprevistos de última hora, que serán satisfechas, asegura, "porque ése es nuestro deber".