A riesgo de convertirme en un ‘aguafiestas’, hoy tocaré un tema controvertido en estos días que estamos viviendo: el alcohol, que se ha convertido en el eje central de estas fiestas y uno de los mayores problemas sociales actuales. En general, somos conscientes que estas fechas navideñas invitan peligrosamente al descontrol de sustancias adictivas, siendo el alcohol el que asume el mayor protagonismo, a pesar de su legalidad y ese conformismo social que nos incita al consumo elevado, poniendo en riesgo nuestra salud e, indirectamente, la vida de otras personas.
No voy a contaros nada que no sepáis, ni centraré la atención en su historia, en su clasificación o los verdaderos problemas que acarrea esa conducta kamikaze a la que nos lleva ese descontrol; lo vemos cada día, lo vivimos, y en muchos casos, lo sufrimos. Pero sí me gustaría que además de conocer todo ello, fuésemos conscientes, de verdad, de los peligros que conllevan su consumo de forma incontrolada y abusiva.
La historia marca esa realidad de la que huimos con respecto al alcohol, y sabemos que no es un acto inofensivo, que para muchos sólo es cuestión de relacionarse y adaptarse a las circunstancias, pasarlo bien y relajarse, y no seré yo quien le quite valor a estos hechos, pero: “una copa más” puede ser el límite entre la vida o la muerte al volante, puede acarrear problemas de salud, como un coma etílico, o puede crear impactos emocionales; muy común es la “tristeza navideña”. La tensión que ocasiona el alcohol en reuniones laborales, de amigos y familiares puede convertirse en batallas campales alrededor de una mesa. No es nada agradable observar en días tan señalados cómo se “babea” ante unos padres o hijos, llegándose a perder los límites que, sin esa copa, no se rebasarían.
Insisto, “no seré yo quien ponga rejas al alcohol”, pero sería un acto responsable que no se perdiera ese control necesario, que primara la asertividad para decir que no, y que se marcaran límites bien definidos; las diferencias particulares entre ese uso y abuso, sólo las puede conocer uno mismo. Hoy os deseo a todos unas felices fiestas y espero que disfrutéis en esta noche de vuestros seres más queridos, pero sed inteligentes, aún quedan decenas de navidades. A disfrutar.