En días pasados el equipo de rescate de aves rapaces de GONHS recibió a un águila que había sido recogido de la zona alta con lo que previsiblemente era una fractura en una de sus patas. Tras un exhaustivo examen por parte del veterinario Mark Pizarro, se comprobó que el ave estaba envenenada.
GONHS informaba ayer que el envenenamiento pudo producirse al ingerir algún roedor, lo que pone de manifiesto los peligros de colocar trampas con veneno en la reserva, zona de caza de las aves rapaces. La Sociedad Ornitológica señaló que en esta ocasión el ave fue afortunada y pudo salvarse, pero pide que se utilicen otros métodos no tóxicos en dicha zona.
GONHS agradeció la labor de los miembros del público que les llevan los animales que estén heridos o enfermos, así como la de la clínica veterinaria de Gibraltar por su inestimable apoyo con el equipo de rehabilitación de rapaces.