Existen varias versiones sobre la etimología del vocablo “Andalucía”. El historiador José María de Mena en su Historia de Sevilla expone que los vándalos llegaron a la Península en el año 409. Sus poblados se denominaban “vandalenhaus”, literalmente “casas de los vándalos”. Con el tiempo la pronunciación degeneraría en “vandalaus” y posteriormente en “andalaus” y “andalus”. Más tarde, en 711, llegarían los árabes y acoplarían el artículo “Al”.
Sin embargo, una explicación que cada vez está más aceptada es la que ofrece el investigador y filólogo vallisoletano Jorge María Ribero Meneses, quien documenta que los primeros pobladores del sur provenían del Norte de España, de las regiones de Asturias, Santander y Vizcaya. Es sabido que en la remota antigüedad se rendía culto a la Diosa Madre, uno de cuyos nombres era “Luzía” (Diosa de la Luz). La expresión “Diosa Madre” se vierte en la lengua vasca, que muchos eruditos estiman entre las tres más antiguas del planeta, como “Andara” y “Andera”. El propio vocablo “Santander” lleva al final el término “ander(a)”. Así, según Ribero Meneses, el nombre “Andalucía” provendría de “Andara Luzía” (tierra de la Diosa Luzía o de la Luz). Con el tiempo la denominación quedaría reducida a “Andar-Luzía” y “Anda-Luzía”, que los árabes contraerían como “Andalus”, anteponiendo el clásico artículo “Al”.