De la Vega afirmó que España es la octava economía del mundo, y ese dato “por si sólo justifica la presencia” de España “en todos los foros internacionales”, y “así lo han entendido los países iberoamericanos”. De esta forma se refería la vicepresidenta al apoyo pedido por el presidente del Gobierno a los países que participan en El Salvador en la XVIII Cumbre Iberoamericana.
Francia posee dos sitios en la histórica cumbre porque acude como país que preside la Unión Europea y como una de las potencias del G-8.
Lo cierto es que estar presentes en esta cumbre supondría cierto “prestigio” internacional que también es necesario para el país, al darle una proyección que ahora no tiene, y que adquirirá a partir de enero de 2009 cuando asuma la presidencia de turno de la Unión Europea.
Todos los países tienen cosas que decir a la crisis mundial. Los más capitalistas deben tener una importancia creciente, porque son los pilares de este capitalismo, los que están tambaleándose por sí mismo. España, aunque tarde, por años de dictadura, hemos asumido como nuestro, aunque con ciertas coordenadas mundiales, las directrices de un mercado donde la oferta y la demanda son las premisas fundamentales y donde la economía mundial se sustenta en una serie de preceptos que ahora parecen fallar.
La aportación española es tan valiosa como la de otros países, pero además tener una presencia supone acrecentar nuestra imagen de país fuerte dentro del sistema internacional, aunque algunos nos consideren parte del continente africano.
El PP por su parte denuncia la posibilidad que esa presencia solamente se deba al sitio libre que queda por Francia, una denuncia que si fuera real, no daría legitimidad a la presencia española en esta cumbre.
A pesar de todo, estar ahí es fundamental. Sentarse con los países más importantes del mundo debe ser una prioridad que debe marcarse un país que no parecer tener ni voz ni voto en muchas decisiones que se toman de forma internacional, pero que sin embargo, nos afectan como el que más. Es por eso, que nuestros representantes deben estar allí y así espera que sea desde el Gobierno de Rodríguez Zapatero, aunque el convencimiento todavía no es muy claro, a pesar de que la vicepresidenta diga que sí.
