Más de diez años lleva el Betis sin vencer a su auténtica bestia negra en el Villamarín. El Espanyol tiene en Sevilla un feudo muy apetecible para sumar puntos cada temporada. A lo largo de la historia, Betis y Espanyol se vieron las caras en la capital andaluza hasta en 48 ocasiones. Son más las veces que se marcharon los blanquiazules con algún punto en el zurrón. 13 empates y 13 victorias obtuvieron los catalanes, por 22 triunfos de los verdiblancos.
Ciertamente, hubo una etapa dorada para el conjunto heliopolitano, en la que ofrecer puntos a los ‘periquitos’ era casi una utopía. Esta fue entre los años 1975 y 1994. Un periplo en el que la victoria se quedó en la Palmera hasta en 13 encuentros, malogrado únicamente por 1 empate y 3 derrotas.
Etapa para el olvido
Época dorada para un equipo acostumbrado a sumar casi siempre de tres en tres cuando el que venía de visita era el Espanyol, pero ahí concluyeron las celebraciones. Se enquistó el triunfo. El Espanyol desde 1996 se ha convertido en una auténtica pesadilla. Únicamente, tres puntos sumaron los locales, que ha cedido hasta la pasada temporada 25 puntos. O lo que es lo mismo, 7 empates y 6 victorias para los de Cornellá.
Para encontrar aquel último éxito tenemos que retrotraernos hasta la jornada 2 de la temporada 2001/2002. En aquel choque, con los Prats, Filipescu, Ito o Denilson sobre el césped, venció el Betis por 2-0. Goles de Joaquín y Casas.
A partir de aquel año, el empate en el Villamarín entre béticos y pericos es rutinario. En los últimos ocho partidos disputados, el Espanyol se llevó el triunfo sólo en un encuentro y con goleada, el disputado en la 2004/2005 (1-4).
El precedente más cercano, la pasada campaña. En la jornada 29 se veían las caras en el coliseo bético con un resultado final ya habitual, un nuevo empate (1-1). Pandiani anotó en los últimos compases del encuentro el tanto que igualaría el gol de Rubén Castro.
Así llegan los de Pochettino. Con toda la motivación intacta. Para ellos visitar el estadio de Heliópolis es sinónimo de puntos. El sábado, el Betis del cincuentenario Rubén Castro deberá modificar el rumbo para así dejar de alimentar a su bestia negra.
