El pueblo de Peñarrubia volvió ayer a llenar, las que fueron sus calles, de vecinos llegados desde distintos puntos del país y que hace cuarenta años tuvieron que abandonar su tierra ya que en el lugar se situaría el actual pantano del Guadalteba. Más de dos mil personas se desplazaron hasta esta localidad, situada a las faldas de la peña que le da el nombre al pueblo, hasta la romería que cada cinco años se realiza con motivo del encuentro de los que fueron vecinos de este sitio.
Las imágenes de la virgen del Rosario y la virgen de la Nueva Esperanza salieron en procesión por primera vez juntas siendo veneradas hasta la misma orilla del embalse. La asociación de la virgen del Rosario y la cofradía de la Nueva Esperanza de Málaga también se desplazaron hasta el lugar para celebrar todas las actividades que se realizaron a lo largo de la jornada. Pero los verdaderos protagonistas de este día eran los recuerdos que guardan las miles de personas que volvieron hasta el lugar que una vez fue su tierra. Historias con sabor a melancolía repartidas por distintos lugares de la geografía española. El País Vasco, Cataluña o Madrid es ahora el hogar de estos `peñarrubieros´ que en marzo de 1972 tuvieron que abandonar este pueblo.
Uno de estos casos es el de Diego Escobar. Diez años antes de la expropiación del pueblo abandonó el lugar siendo consciente de lo que ocurriría. Por medio de escritos les informaban de todo lo que sucedería en el pueblo. "En Vitoria tuve que empezar mi vida desde cero y ahora cuando vuelvo recuerdo muchos momentos pasados aquí", señaló este vecino. "A los que se quedaron hasta el año del desahucio les dieron un nuevo hogar y tierras pero al resto no", matizó Diego.
Ana María Banderas tuvo que abandonar su hogar en 1972. "Recuerdo que estaba muy triste, no teníamos donde ir y tampoco sabíamos que hacer". Esta vecina se ubicó en Málaga, concretamente en Santa Rosalía pero no olvida sus raíces. "Llevo muchos años en Santa Rosalía pero nunca me he sentido de allí, cuando dejé este pueblo me quede sin mi tierra porque ahora vuelvo y aquí ya no hay nada".
La niñez es la protagonista en muchas de las historias de Peñarrubia. Paco Ruíz fue otro de los vecinos que tuvo que emigrar, concretamente hasta el norte del país. "Fue muy duro, ver como la familia se iba separando y poco a poco comenzar un nuevo hogar despidiéndote de esta zona", declaró emocionado el propio `Paquito´, como lo conocían de pequeño en este lugar. "Son muchos recuerdos, y más cuando miro a la peña, porque en la cueva nos escondíamos de pequeños los niños del pueblo para irnos a fumar sin que nadie lo supiera".
Pero a pesar del paso de los años y que todo ha cambiado para Pedro Vallejo, Peñarrubia, aún está muy presente. Este vecino, criado desde muy pequeño en este pueblo, recopila desde hace años documentos e imágenes de Peñarrubia que pone a disposición de todos los visitantes en cada uno de los encuentros que se celebran. "Trabajaba en el campo de pequeño pero después me encargué del quiosco de Peñarrubia hasta que nos obligaron a abandonar nuestro hogar", contó Pedro muy emocionado. Imágenes de las calles de Peñarrubia o los apellidos de las familias que residían es lo único que le queda a este vecino que después de cuarenta años aún mira con nostalgia la peña que lo vio crecer.
