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Miércoles 27/11/2024
 

Jerez

“Jerez , en lo delincuencial, es una ciudad tranquila”

“El policía se tiene que desnudar, valga la expresión, y entregarse al ciudadano. Ya no se ve como un cuerpo represivo y es algo que agradezco a Jerez”

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  • Antonio Padillo -

—Que el reconocimiento haya venido propiciado por los vecinos...
— Es un gran honor. Se ha dejado entrever a nivel institucional   que hay una trayectoria profesional, de la que yo me siento orgulloso y honrado, de más de treinta y seis años en mi hoja de servicio y  como miembro de la mesa de trabajo para la coordinación de la seguridad de la ciudad llevo más de diez años participando como representante del Cuerpo Nacional de Policía. Y, según se entiende desde las asociaciones vecinales, se ha hecho un trabajo importante y con bastantes logros operativos en favor de la ciudadanía, como el levantamiento de los puntos negros de venta de drogas, actuaciones en temas de robos contra el patrimonio y las personas, en definitiva nuestro trabajo parece que ha sido reconocido por los vecinos y fueron ellos los que han pedido ese reconocimiento tanto para el comisario jefe de la Policía de Jerez como a mí, en calidad de miembro de la mesa y como inspector de Participación Ciudadana en esta Comisaría. Nunca lo olvidaré por su importancia y porque es una suerte que tus conciudadanos te reconozcan el trabajo que haces, que es mi obligación, me pagan para ello, pero no deja de ser un honra, ya que a mí lo que me puede es mi ciudad, Jerez, y obviamente el resto de España

—¿Es Jerez una ciudad tan tranquila como aparenta?
— Los tiempos que corren parecen que están convulsos en lo político, en lo social y quizá me atrevería a decir que también en lo religioso, pero sí es cierto que Jerez no es una ciudad conflictiva delincuencialmente hablando. Jerez tiene su policía, dándose la paradoja en la Comisaría que el 70 por ciento de los funcionarios son gente de esta zona, de Jerez, que viven por y para Jerez, que conocen el día a día por su labor policial y les puede su trabajo porque lo que se busca es que Jerez esté seguro. A veces la Policía no logra lo que pretende, porque pretendemos llegar al cien por cien de la seguridad objetiva. Hay hechos delictivos que son difíciles de evitar porque no puede haber un agente de la autoridad en cada lugar donde se produce el hecho, pero hay una buena coordinación, buena colaboración ciudadana , hay diseñados muy buenos planes operativos, donde se coordinan las funciones del cuerpo de Policía Local y, en determinados momentos, con la Guardia Civil y todo eso se traduce en un resultado que es positivo. Fluye una buena información y pretendemos llegar a todos los lugares. Por todo ello,   Jerez, en lo social, en lo laboral, pasa una época convulsa pero, en lo delincuencial, es una ciudad tranquila.

—El punto negro son aquellos hechos que no han sido esclarecidos.
— Efectivamente. Creo que pesa en el ambiente, y todos nos acordamos, aquel desgraciado y luctuoso suceso del recordado, que en paz de descanse, Juan Holgado. Creo que se dieron todos los aditamientos posibles para que el caso resultase tan desgraciado y lamentable. Primero por la pérdida de un joven que tenía una vida por delante, los problemas familiares que ha ocasionado y el distanciamiento que hubo en su momento entre instituciones por hechos muy puntuales. La justicia actuó como tenía que actuar. Yo creo firmemente, como no podía ser de otra manera, en la justicia y en la ley, porque soy  eso, un defensor de la ley, pero es un caso desgraciado que va a pesar durante mucho tiempo sobre las espaldas de la Policía y de la autoridad judicial en esta ciudad. Yo, en ese momento, no estaba destinado en Jerez, pero tengo que reconocer, y compartir, que mis compañeros pusieron todo lo que tenían que poner, a lo peor no de la mejor manera, pero yo no creo que ningún policía, ningún juez, ningún abogado, no quiera hacer bien su trabajo. Es un hecho lamentable, luctuoso que va a pesar, ya está pesando,  sobre esta ciudad y que para nada enturbia la labor de  policía, jueces, fiscales y todos los estamentos relacionados con la seguridad. 

— La Policía parece más cercana al ciudadano y ese trabajo también, quizás, haya que apuntarlo en el haber de su hoja de servicios.
— La Policía ha tenido un cambio sustancial de cara a la ciudadanía. Quizás yo ha sido partícipe de ese cambio generacional y podríamos decir también que social. Pero Jerez así lo ha querido. Venimos de una transición política, y no es meternos en honduras ya que es una realidad, donde la Policía supuestamente era represiva al mando de una superioridad política, en este caso el Gobierno de la nación, y ahora lo que prima más son los conceptos de los derechos de los ciudadanos y su defensa. Desde hace diez años he tenido la suerte, en mi condición de inspector de Policía, de conocer a la gente en la calle y me han tendido muchas manos para que la Policía se acerque más a la ciudad. El ciudadano tiene que entender que el policía en absoluto tiene que ser su opresor o su defensor, el policía tiene que actuar contra el delincuente y, a veces, tiene que ser ayudado por la propia ciudadanía.

— ¿Se ve a la Policía diferente?
— Nos ha aceptado de otra manera. Prima el sector ciudadano cien por cien, sí o sí. Nos debemos al ciudadano y hablo de institucionales, comerciantes, colectivos de cualquier tipo social, vecinos y su Policía es la que ellos tienen que valorar y que, cuando hace falta, es la que tiene que aparecer e intentar resolver sus problemas. Personalmente, quizá a través de mi departamento de Participación Ciudadana, a través de las conferencias en los programas Policía -Escuela con los pequeños, que saben que estamos ahí, para ayudar...,pero no se puede olvidar que es la ciudad de Jerez la que ha permitido que se haya producido ese cambio de no ver al policía como un represivo sino como un agente de la autoridad en lo social, aparte de lo operativo.

— La desmilitarización del Cuerpo también habrá ayudado.
— En aquellos momentos, tal y como se regían los cauces del Gobierno, era lo que había y, hasta cierto punto, era un orden a instituir y la disciplina militar era  muy válida. No vamos a descalificar el tema del militar. Lo que sí es cierto es que ahora se trabaja bajo otro prisma y en lo social y en lo civil el parangón es distinto. Los jóvenes son distintos. Ahora prima más el servicio público, lo que es la garantía de los ciudadanos. Desde que se desmilitarizaron los cuerpos, desde que salió la Ley 3/86 de la unión de las policías, ha habido un cambio sustancial y el ciudadano siempre ha sido consciente de esto. Desde dentro de las fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hemos habido, no sé si la expresión es correcta, personas que nos hemos implicado más a fondo para que el ciudadano nos vea por dentro. El ciudadano no puede ver a un policía con su gorra, sus armas, su uniforme y que sea un hermético. El policía, permítaseme la expresión, tiene que desnudarse y entregarse al ciudadano y estar las 24 horas, aunque su servicio haya finalizado a las tres de la tarde. Hoy, afortunadamente, la Policía no se ve como un cuerpo represivo, algo que yo agradezco personalmente a los ciudadanos de Jerez.

— ¿Se ve así en las zonas de la ciudad más conflictivas, porque la zona sur sigue siéndolo?
— Toda la zona sur de todos los países son más pobres. No sé si por definición o porque de hecho es así. Si bajamos los escalones, de continente, nación, región, provincia y llegamos a Jerez , en efecto la zona sur siempre ha sonado como zona conflictiva. Es verdad que el poder adquisitivo del vecino hace que si tienes un poder alto  vayas a una zona residencial y si lo tienes más bajo te busques zonas de más bajo coste. ¿Qué supuso eso con el cambio y la democracia? Que se ha focalizado que la gente de mucho capital vivan en zonas residenciales privadas, que otros vivamos en zonas normales y que otros, con más dificultades, vivan yo no diría en zonas marginales, porque para mí en mi ciudad no hay zonas marginales, sino zonas de más conflictividad tal vez por falta de educación en general, no solo del ciudadano. Hace muchos años se focalizaron dos barrios muy populosos , pero que son dos barrios impresionantes como el Polígono de San Benito y el Polígono de San Telmo. Recuerdo con mucho cariño a El Chato, que en paz descanse, y a la Pepa que trabajaron tanto en en favor de la gente para que dejasen la droga y trabajaron codo con codo con la Policía, no dentro del coche, pero sí en la colaboración. Esa labor está conseguida. Para nada policialmente entendemos que son dos barrios conflictivos, son dos barrios más de la ciudad a los que hay que prestar atención.

— Pero la Policia ahí no es generalmente bien recibida.
— Pues tenemos que trabajar en lo social. Como le indiqué antes me dedico a dar conferencias con el programa Policía-Escuela y con el de Participación Ciudadana acercándome a los vecinos y se va ganando terreno. Me reúno con escolares de 14 años en los institutos de ambos barrios y al inicio hay un despegue, hasta que finalmente hacemos un nexo y conocemos los problemas. Ya le dije antes que estamos en tiempos convulsos de todo tipo y la Policía también tiene sus problemas a la hora de llegar a estas personas, pero desde el área de Participación Ciudadana, a la que represento en esta Comisaría, tan importante es Federico Mayo o el Polígono San Benito como la Avenida o Monte Alto. Es el mismo policía el que va a una zona u otra, el que atiende una llamada de una zona u otra. Eso tiene que quedar bien claro. Que eres bien recibido, mejor; que eres recibido de otra manera, pues procurar hacer un trabajo y que te acepten.

— Dicen que con la crisis han aumentando las prostitutas, ¿también los delincuentes?
—Hay un refrán que dice que “a río revuelto ganancias de pescadores”. Yo decía días pasados, en una cadena de radio, que en estos tiempos el ingenio que más se agudiza es el del delincuente, el de la persona mala aprovechándose de la debilidad que, en la parte emocional, es muy importante. ¿Más delincuencia? La delincuencia es la misma, aunque se procura que aminore, poner a los delincuentes en manos de la justicia. En Jerez no se ha notado el aumento de criminología, aunque el ingenio se agudiza, el carterista, el que hurta en la tienda. El delincuente ya no tiene el estereotipo de un pantalón vaquero y una camiseta de deportes, ahora estamos viendo al delincuente de guante blanco, como lo denominamos en la Policía, un señor con chaqueta y una señora con abrigo de pieles, que se lo abre e introduce prendas íntimas en su cuerpo. Somos latinos y los latinos, desgraciadamente, aprendemos a manejarnos y a trabajar esa cuestión.

— Vivir en situaciones límites
— Y somos gente inteligente. En Jerez tenemos la suerte de contar con una gran Policía Local, mis compañeros de la Policía Local, y creo que también tenemos una buena Policía Nacional con nuestros defectos y nuevas virtudes y procuramos dar respuesta en la medida que se puede, que es bastante.

— Lo que hay es más solidaridad, que de eso también sabe usted.
— Hablábamos antes de que ahora a la Policía nos ven diferente. Yo tengo la suerte, porque así lo quisieron mis compañeros, de presidir la Asociación Santo Angel de la Policía. No somos la policía, somos la Asociación. Lo que ocurre es que el noventa y cinco por ciento de sus miembros son policías, guardias civiles o policías locales.¿Qué hacemos? Rascarnos el bolsillo. Hace unos días hemos estado en el Centro Vida y Esperanza , en Las Tablas, llevando alimentos, pocos, pero alimentos. Y surgió en una despedida por jubilación de un compañero. Nos reunimos unos cien y me levanté y pedí que cada uno pusiese un euro o lo que pudiese. Recogimos el dinero, compramos unos alimentos y los llevamos. Así en cuarenta o cincuenta ocasiones y nadie tiene por qué enterarse, se entera el que recibe los alimentos. Cuando terminemos voy a los compañeros y le pido un euro y lo convertimos en alimentos. Hay gente que está recogida en centros, que ha sido detenida por la Policía, pero es la Policía la que le lleva una botella de leche. Eso forma parte de del cambio generacional de la Policía. Quizá Santo Ángel coadyuva, sin pretenderlo, a esa nueva imagen y yo me siento muy honrado y reconfortado con que mis conciudadanos valoren el trabajo del Policía, como yo valoro el del camarero o el de la chica que está en un centro comercial.

— ¿Cuántos años destinado en Jerez?
— Vine en el año 1997 después de haber andado por varias comunidades españoles. Estuve en las Vascongadas, como a mí me gusta decir aunque sé que es el País Vasco, concretamente en Santurce, Bilbao, en la margen izquierda. Unos años de mucha fatalidad con muchos compañeros que dejaron este mundo por cuestiones que todos conocemos, en Cataluña, en Barcelona, en Sagunto cuando el tema de los altos hornos. También nos tocó esa insidia laboral de aquella época empresarial donde hubo tanta fatalidad en la zona del Levante, en Madrid y, dentro de la provincia,  en comisarías como la de Algeciras , una ciudad vecina a cien kilómetros, donde fluyen problemas de todo tipo, como emigración, drogadicción, laboral, el Peñón que está muy cerca, y después El Puerto, una ciudad muy importante, que cuenta con trescientos penitenciarios, que es la única de España porque así geográficamente lo decidió el Gobierno. En verano además se transforma y en el 97 recalé en Jerez y he tenido la suerte de compartir trabajo con compañeros de policía judicial, seguridad ciudadana, prácticamente en todas las especialidades. Y lo que me gustaría resaltar.

—Diga.
— Que soy policía vocacional, que pertenezco a la cuarta generación de la Policía de mi familia y que tengo la gran suerte de que mi hijo también es funcionario del Cuerpo y forma ya parte de la quinta generación. El concepto de servir a los demás es lo que más valoro porque así nos lo transmitieron mi padre y mi madre . Ser policía vocacional no es ser mejor ni peor, sino creer en lo que haces  y yo creo que mi trabajo está valorado, hago lo que me gusta, creo que gano lo que debo ganar, aunque me gustaría como a cualquiera ganar más, no voy a ser un falso modesto, pero vivo gracias al trabajo que me gusta hacer y puedo dedicarme a servir a los demás no solo en mi trabajo sino en horas que le quito a mi familia para dedicárselo a las personas, porque creo que puedo hacerlo.    

Y lo hace porque “me ha tocado una compañera, mi esposa, con la que llevo 36 años  casado, igual que en el Cuerpo, que es una gran mujer. “Soy lo que ella ha querido que sea y lo que no he sido es porque no he querido hacer lo que ella hubiese querido” y porque se vuelca con Jerez “del que he recibido mucho más de lo que yo he dado. Yo no he dado nada”.

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