Natural de El Puerto, aunque residente en Ronda por motivos laborales, José Manuel Lorenzo Salmerón nunca llegó a imaginar ser pregonero de su ciudad. Afronta esta labor con ilusión y espera que el mensaje y el sentimiento de su pregón llegue a la sociedad y que ésta se impregne de él.
¿Qué ha supuesto para usted haber sido elegido pregonero de El Puerto?
Como cofrade de a pie es de las cosas a las que más se aspiran, ser pregonero de la ciudad donde uno nació y se hizo cofrade.
¿Cree que su experiencia cristiano/cofrade le está sirviendo para escribir el pregón?
Indudablemente la experiencia cofrade sale porque en el pregón van las vivencias de 50 años en una hermandad. Y si salen las cofrades tienen que salir las cristianas, porque para ser cofrade antes hay que ser cristiano, otra cosa es que se consiga hacerlo, pero al menos hay que intentarlo, pero esas experiencias deben de salir en el pregón a la fuerza.
¿Ha plasmado alguna de sus experiencias personales?
Sí, el año pasado di el pregón en Ronda y también ahí vi la experiencia que tenía en las hermandades porque, en el fondo, esas experiencias son las mismas y lo que varía es el teatro donde se vive, el escenario, se cambia la Bahía por las montañas pero, en definitiva, las experiencias son las mismas.
¿En qué se ha inspirado a la hora de ponerse a escribir?
Pues, precisamente, en eso. En las vivencias porque yo el pregón se lo dedico a esas personas que son cofrades, que no aspiran a nada más sino a dar testimonio de cristiano en las cofradías y hermandades y no quieren rango, simplemente al cofrade de a pie.
¿Qué dinámica se ha planteado a la hora de hacer un recorrido por nuestra Semana Santa?
Simplemente basándome en las experiencias cristianas, en los momentos de la pasión bajo el prisma del cofrade, pero también sabiendo lo que nos enseñan nuestras hermandades cuando salen. A veces en las calles hay tanto ruido de tambores que la vista se nos queda en la plasticidad y no vemos o escuchamos lo que realmente nos quieren decir nuestras imágenes.
A su juicio, ¿qué elementos o aspectos deben ser imprescindibles en un pregón de Semana Santa?
Creo que el pregón hay que sentirlo, si no se siente poco podemos transmitir. A lo mejor una prosa muy bonita o una lírica apasionante con unos versos o métrica muy ajustada no sirven de mucho si no hay sentimiento. Esto no es un juego floral como se hacía antiguamente, esto, como dije antes, hay que sentirlo y tiene que llevar un trasfondo cristiano. Creo que cuando se sale del pregón hay que llevar algo más que algunos versos y, sobre todo, en estos tiempos que nos ha tocado vivir.
¿Quién cree que se va a sentir más identificado: el cristiano, el cofrade, el costalero…?
Creo que se va a sentir identificado aquella persona que se pone a ver su Cristo y sus imágenes en una esquina y que con eso ya se siente totalmente identificado con él, con el costalero que se mete debajo de un costal, con una trabajadera sólo por unos titulares, sin querer nada más… creo que, al menos, lo estoy haciendo para ellos. Si lo consigo o no, el domingo a la 13.30 horas lo comprobaremos.
¿Se lo va a dedicar a alguien especialmente?
El pregón no lleva ninguna dedicatoria, pero sí irá a todas esas personas que en los años en los que yo empecé en el mundo de las hermandades me ayudaron, sobre todo, en mi Hermandad del Olivo, todos esos mayores que con su ejemplo y su saber, todo lo que sé se lo debo a ellos. Esto no hay universidad donde uno se licencie en cofradía, sino que aprendemos de todos esos hermanos mayores que desde mi Hermandad y muchas otras que poco a poco han ido calando en el sentimiento cofrade.
¿Ha necesitado usted documentarse en profundidad en algunos aspectos para ilustrar mejor el pregón?
La verdad es que sí. Aunque por circunstancias de trabajo hace algunos años no vivo en El Puerto, no he dejado de bajar en Semana Santa a El Puerto. Y gracias a los medios de comunicación e Internet he seguido el día a día de las hermandades, no es lo mismo que estar allí, pero sí se puede decir que he estado al día de cómo funcionan las hermandades en El Puerto.
Hablando del aspecto personal, ¿de dónde nacen sus raíces cofrades?
Mis raíces cofrades viene de un hermano de mi madre, mi tío Manolo Salmerón que fue fundador de La Oración en el Huerto y me metió en este mundo y hasta hoy. Se puede decir que fue mi padrino cofrade.
¿Qué destacaría de su vida como cofrade?
Yo no puedo entender mi vida sin el mundo cofrade. El 90% de mis amigos son cofrades, mi juventud que es donde creo que es la etapa donde más marca, la he vivido siempre rodeado de la Hermandad, se puede decir que ha sido el centro de mi vida. Yo no puedo desvincularlo. Porque hablar de mi vida y de mi historia es hablar de las hermandades, no concibo una sin la otra.
¿Cuál diría que ha sido el mejor y el peor momento de su vida como cofrade, tanto de aficionado como de hermano?
El peor momento fue el año que estuve haciendo el servicio militar que no pude estar en El Puerto el Miércoles Santo. Y el mejor para mí creo que el que estoy viviendo en este año, el hecho de ser pregonero, abrir la puerta de la Semana Santa a los portuenses y este año me ha tocado la responsabilidad de ser los ojos de María Santísima de Gracia y Esperanza por El Puerto, más no se puede pedir. Y también hay otro hecho que fue el primer año que salí con mi hijo compartiendo trabajadera. Son huellas que van dejando en el corazón y que no se pueden esperar.
¿Se podía esperar este nombramiento después de su dilatada experiencia como cofrade en El Puerto?
Que va, ni en el mejor de mis sueños me veía yo de pregonero. El año pasado las circunstancias fueron concurriendo en Ronda, yo pertenezco a la agrupación de cofradías de Ronda y lo di y pensé que había sido una pequeña anécdota en el camino cofrade y no me esperaba que me nombraran pregonero de la Semana Santa de El Puerto.
También pertenece a hermandades en Ronda, además del aspecto laboral, ¿qué otros aspectos le vinculan con la ciudad?
Cuando llegué a Ronda, estaba huérfano de cofradía. Entonces encontré un amigo, una de las primeras personas que conocí y resulta que también era cofrade. Con él empecé a trabajar en la Hermandad de Padre Jesús de Ronda y a raíz de ahí fui conociendo a más personas y pertenezco a dos hermandades más, de la Veracruz y de la Columna y la Virgen de la Esperanza.
¿Cuáles son las diferencias y las semejanzas entre la Semana Santa de El Puerto y la de Ronda?
La Semana Santa la forman las hermandades, las hermandades las forman personas, entonces la diferencia entre Ronda y El Puerto son sus propios cofrades. La idiosincrasia de cada pueblo hace que la Semana Santa de cada pueblo sea distinta. Las noches de Ronda hace que las hermandades procuren estar poco tiempo en la calle, Ronda tiene más hermandades que en El Puerto, teniendo menos de la mitad de habitantes. También hay dos estilos, el estilo de hombre de trono de Málaga, el estilo costalero, pero todo eso es maquillar la Semana Santa, a fin de cuentas, es lo mismo, el cofrade de El Puerto y el cofrade de Ronda sienten sus imágenes y sienten su Semana Santa igual, lo que cambia un poco es el entorno, pero nada más.
Si tuviera que elegir una imagen de las dos ciudades, de la que le vio nacer y de la que le ha acogido, ¿por cuál se decantaría?
Esto es como elegir entre la mano derecha o la mano izquierda. Indudablemente Gracia y Esperanza es mi Virgen, mi guía, mi Hermandad, lo es todo. Y, en Ronda, quizá la imagen de Padre Jesús que es la devoción de Ronda y la serranía, eso también me llega bastante cuando abrimos a las doce de la noche del Jueves Santo las puertas de la iglesia y vemos que está todo el mundo allí, se podría pasar lista y faltan muy pocos rondeños en esa puerta.
Me comentaba que su tío le introdujo en el mundo cofrade, ¿ha sido usted también inspiración para sus hijos?
Tengo la suerte de que mi hijo ha salido cofrade, he compartido durante cuatro años el costal, hemos salido los dos en la Virgen de Gracia y Esperanza de El Huerto. Él sigue, ha cogido su camino, ha cogido su Hermandad, una Hermandad nueva que se fundó hace poco de chavales jóvenes y se puede decir que sigue la vida cofrade.
Usted ha sido costalero y nazareno, ¿cómo se vive la Semana Santa desde estas dos perspectivas?
He estado 34 años de costalero, estuve antes de nazareno, dejé la túnica, cogí el costal y después de 34 años de costalero el año pasado me volvía a revestir y este año me hubiera gustado hacer lo mismo, pero me han pedido que sea el capataz del paso de palio y tendré que dejar la túnica por la chaqueta y la corbata. Pero para mí lo que más me gusta es ir con la túnica. Y de costalero se viven muchas emociones, se vive mucha hermandad de las personas que van debajo del paso, se siente el peso de la Esperanza, ese peso que va llevando la Esperanza a todos los demás, que ya lo he comentado alguna vez, pero con la túnica se siente uno mismo, a veces esa sensación, ese ambiente de la música hace que nos despistemos un poco y de nazareno se ve uno desde dentro, habla uno consigo mismo, va repasando la vida y no hay nada, tú contigo y nada más. Entonces las experiencias son totalmente distintas.
¿Cómo ve el mundo cofrade en El Puerto?
Lo veo bien, progresa adecuadamente, pero creo que no lo que debería de avanzar. El Puerto tiene a veces con tantas historias de carrera oficial, que salen tantas hermandades de la Iglesia Prioral Mayor, nos olvidamos de otros problemas muchos mayores como puede ser en estos momentos la caridad, que las hermandades están dando la cara donde no están llegando los servicios sociales, llegan las hermandades que pisan el suelo y, sobre todo, la formación. Hay que estar formado, no debemos jugar a sacar pasos sin más y sobre todo no confundirnos que desde otras entidades empiezan a criticarnos de la historia. Las hermandades son antes que nada religión y aunque también hay cultura, eso queda en un segundo plano.
Para terminar, ¿cómo le gustaría ser recordado como pregonero?
Como los buenos árbitros, me gustaría que se quedaran con parte de la esencia del pregón, aunque después no se acuerden de quien lo dio, ese sentimiento que intentaré que cale y si luego no se acuerdan de quien lo dio, no pretendo eso, solo quiero que cale.