La Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) y otros colectivos, como la asociación en defensa del patrimonio algecireño La Trocha y la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar han venido celebrando con diversas iniciativas el centenario del comienzo de las obras de construcción del muelle Alfonso XIII, el que se le dio al conocido como muelle de la Galera, una obra fundamental para el desarrollo del puerto de Algeciras y su espectacular crecimiento hasta la actualidad.
Aunque los actos por el centenario de esta obra no han tenido los fastos que tuvieron en su día el centenario de la Conferencia de Algeciras y el de la creación de la Junta de Obras del Puerto, la construcción de este muelle supuso la materialización de un proyecto de crecimiento de las instalaciones portuarias que tuvo su germen a mediados del siglo XIX y que dio un paso adelante con los dos hechos citados.
No en vano, sobre este muelle se halla ahora la Estación Marítima y en él atracan numerosos barcos. Las posteriores ampliaciones que se realizaron le convirtieron durante años en el epicentro del puerto, si bien en la actualidad el crecimiento de las instalaciones han diversificado la actividad en todas las zonas del puerto.
Celebraciones
Desde la propia APBA se ha celebrado el centenario del inicio de las obras del muelle de Galera, así como el Día Marítimo Europeo. Personas de todas las edades, tanto algecireños como campogibraltareños, en general, así como llegados de fuera de la comarca han tenido la oportunidad de conocer mejor el puerto. Hasta 730 ciudadanos disfrutaron la pasada semana de las salidas en barco que ofreció de forma gratuita la Autoridad Portuaria.
Durante las dos horas que duraba el viaje en el Jackelin navegaron cerca de los grandes buques portaconenedores que se encontraban atracados en las terminales, la ampliación del puerto en Isla Verde Exterior, las instalaciones industriales del norte de la Bahía, entre ellas la monoboya, u observar operaciones de suministro de combustible a buques o bunkering. En esta ocasión la salida del Jackelin se realizó desde el Paseo Marítimo de Ribera del Llano Amarillo, más accesible para los participantes, quienes para embarcar debieron inscribirse previamente. Buena parte de los inscritos fueron niños que han tenido la oportunidad de descubrir el puerto, eso sí, acompañados de un adulto.
La iniciativa resultó un tremendo éxito. A pesar de las siete salidas ofertadas por la institución portuaria (dos matinales y cinco en horario vespertino), muchos han sido los interesados que no han podido participar por estar las salidas completas. Por este motivo y ante la buena acogida ciudadana que han tenido las visitas marítimas, la Autoridad Portuaria repetirá la experiencia el año que viene con motivo del Día Marítimo Europeo (20 de mayo).
Por su parte, la asociación para la defensa y estudio del patrimonio histórico-natural algecireño La Trocha y la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar enfocaron la celebración como un homenaje a todos los que han trabajado en el puerto.
Por ello se celebró en el auditorio Millán Picazo la conferencia en honor a los trabajadores del puerto Cien años del puerto y cien años de actividad laboral portuaria, a cargo del historiador local Manuel Tapia Ledesma. Al día siguiente, se celebró un homenaje a todos los que han trabajado en el puerto con una ofrenda floral ante el busto del trabajador portuario José Luis Batugg Barragán en la Plaza del Río de la Miel. Una idea de la importancia del muelle de la Galera la da el hecho de que estas entidades enfocaron estas actividades con motivo del centenario “de la primera piedra del puerto de Algeciras”.
Igualmente, otro importante historiador algecireño, Antonio Torremocha, ha presentado la obra El Puerto Bahía de Algeciras. 3000 años de historia, en la que a través de una exhaustiva documentación recopilada durante cuatro años de investigación en un volumen de más de 600 páginas y con 500 fotografías que muestran el desarrollo del puerto desde los asentamientos prehistóricos hasta la actualidad. Ha contado con algunas colaboraciones y aporta un extenso archivo en un apéndice documental y bibliográfico que existe en torno al puerto.
Enclave propicio
El aprovechamiento de la desembocadura del Río de la Miel como puerto natural se ha dado desde siempre, desde que fenicios y púnicos navegaban por las aguas del Estrecho de Gibraltar y llegaron a la actual Algeciras alrededor del siglo VII a.C. Todas las culturas que se asentaron en la zona utilizaron ese enclave como puerto para el comercio y la pesca. Fue el punto clave para el desembarco de las tropas árabes en el año 711 para la conquista de la península y, posteriormente, para el desarrollo de la ciudad.
En numerosas descripciones geográficas de Algeciras realizadas entre los siglos XVII y XIX se menciona la Galera, una pequeña laja de piedra, de algo menos de 20 metros de diámetro, situada a unos 300 metros de la desembocadura del Río de la Miel.
Emilio Santacana describe cómo con la llegada, en 1892, del ferrocarril de Bobadilla y para facilitar el comercio con Gibraltar, la compañía Henderson Administration construyó un muelle provisional de madera en el margen derecho del río.
Desarrollo portuario
A comienzos del siglo XX, diversos acontecimientos que tuvieron lugar en la ciudad impulsaron el desarrollo de las instalaciones portuarias. La Conferencia de Algeciras en 1906, con la presencia de destacados representantes internacionales que conllevó, llevó al alza a la zona. Al año siguiente se constituyó la Junta de Obras del Puerto, algo por lo que la ciudad llevaba luchando al menos desde mediados del siglo anterior. La visita del rey Alfonso XIII en 1909 a Algeciras, que si bien no obtuvo todos los resultados esperados en inversiones, propició la creación de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación, así como al año siguiente nació la Escuela de Artes y Oficios. Al fin, en 1913 (el 12 de mayo) el ministro de fomento, Miguel Villanueva, acudió a la ciudad para colocar la primera piedra del nuevo muelle Alfonso XIII, que será conocido por los algecireños como muelle de la Galera, ya que su construcción comenzará en el margen izquierdo del río, en paralelo al de madera del ferrocarril, y alcanzará el islote de la Galera. Todo ello lo describe Juan Carlos Pardo González en el capítulo VIII, en el tercer tomo de la Historia de Algeciras, obra coordinada por Mario Ocaña.
A este desarrollo contribuyó el recelo del gobierno español después de que la compañía del ferrocarril solicitase permisos para sustituir el muelle de madera por uno más sólido facilitó la aprobación de los trabajos de construcción del nuevo muelle de la Galera. Éste se construyó sobre el antiguo muelle existente, muy pequeño para el desarrollo que ya se intuía en el puerto algecireño, que no disponía de una superficie adecuada para depositar las mercancías procedentes de los grandes barcos.
Las obras no fueron fáciles. La carencia, a veces, de materiales, los temporales que ante la ausencia de rompeolas azotaban al muelle en obras, la I Guerra Mundial y otros acontecimientos históricos dificultaron los trabajos, que prácticamente enlazaron con la ampliación del muelle iniciada en 1923.
Son muchas las evidencias de los estudios históricos sobre el puerto que apuntan a que esta obra fue el germen de las actuales instalaciones portuarias, las que impulsaron el desarrollo del puerto algecireño tal y como hoy lo conocemos, ya que a partir de ella surgieron las nuevas instalaciones que se fueron construyendo.
El muelle y la dársena de Villanueva, en homenaje al ministro que colocó la primera piedra hace ahora cien años, comienza a construirse en 1916; el Dique Norte se levantó entre 1921 y 1932, después de once años dedicados a una obra enorme; el ya citado ensanche del muelle de la Galera, en 1923; el puente que unía a la Isla Verde con tierra firme, así como el ramal de ferrocarril desde el Saladillo hasta el muelle de la Galera se realizaron en 1926; el edificio de Sanidad Exterior y la Estación Marítima, en 1928; además, el viejo muelle de madera del ferrocarril fue derribado y la vía del tren pasó a discurrir por el margen izquierdo del río. Todo ello da muestras de la importancia de una obra que fue el impulso definitivo para el puerto algecireño.