La festividad del Corpus Christi devolvió a la ciudad las temperaturas que corresponden a este época del año. Domingo de Gloria, de cielo azul, sin apenas viento, y sin mucho calor. Una jornada perfecta para contemplar al Santísimo por las calles de una ciudad preciosa que recobra esta jornada gracias al esfuerzo que están realizando las hermandades.
El Ayuntamiento repartió 300 reposteros por los balcones del itinerario oficial, pero se olvidó de cubrir todo el recorrido con romero. Detalles que no escapan a las cofradías, que supieron estar a la altura en este Año de la Fe, para rendir culto al centro de esa devoción, que no es otro que Jesús Sacramentado.
A las 10.30 horas, tras el Pontifical oficiado por el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, empezó a salir el cortejo de la Catedral, encabezado por las hermandades de gloria y de penitencia en orden de antigüedad. A las 10.55 horas, el paso de la Patrona de Cádiz asomaba por las puertas del templo catedralicio a los sones de la marcha 'Stella signun fidei', de Ismael Ancela, interpretada por la Banda de Música Maestro Dueñas. A continuación, las archicofradías y las hermandades sacramentales precediendo a la Custodia, que salió a las 11.20 horas de la Catedral acompañada musicalmente por la Banda de la Soledad de Cantillana.
La procesión Eucarística del Corpus Christi volvió a coger este año por Cardenal Zapata. Durante todo el recorrido lucieron los altares montados por distintas hermandades y parroquias. Entre todos ellos, destacó el dispuesto este año en la calle Nueva por la Hermandad de la Paz, Nazareno del Amor y Penas, ocupando una fachada entera. Al paso de la Custodia por este punto, se le tocó la marcha 'Fe, esperanza y caridad', por coincidir las virtudes teologales con las Dolorosas de dichas corporaciones que además están de efemérides
La procesión transcurrió a un ritmo extraordinario, de tal manera que sobre las 13.30 horas se daba la procesión por concluída con la bendición del obispo.
Quince minutos más tarde la Patrona salía de Catedral rumbo al Convento de Santo Domingo y pocos minutos después hacia lo mismo el paso de misterio de la Sagrada Cena que ha lucido a las mil maravillas en esta salida extraordinaria, tanto en su discurrir como en el altar.