Fernando F.G., el hombre acusado de matar de 32 puñaladas a su sobrina y a la vez expareja sentimental en la localidad sevillana de Marchena, ha reconocido este lunes que la mató tras propinarle varias puñaladas, aunque ha dicho no recordar cuántas veces lo hizo ya que se encontraba "bajo los efectos del alcohol" después de haber ingerido entre 25 y 30 vasos de cerveza y, por ello, no fue consciente de lo que hacía, pues "se volvió loco".
En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, la Fiscalía pide para el imputado 25 años de prisión por un delito de asesinato; once años por un delito de asesinato en grado de tentativa cometido sobre el que era novio de la víctima, al que asestó una puñalada en el cuello, y un año de cárcel por un delito de quebrantamiento de condena.
Durante la primera sesión del juicio con jurado popular en la Audiencia Provincial de Sevilla, el acusado ha relatado que tuvo una relación sentimental con la víctima, Inmaculada D.R., que duró seis años y fruto de la cual nació una niña que en el momento de los hechos, en diciembre de 2011, tenía tres años de edad.
El imputado ha reconocido que tenía una orden judicial de alejamiento respecto a la fallecida --"que cuando se ponía nerviosa decía que yo la había amenazado"--, pero dado que el régimen de visitas con respecto a su hija "no se cumplía", el día 27 de diciembre de 2011 le dijo a un amigo que fuera a la vivienda de su ex a recoger a su hija, "pero fue y no había nadie", por lo que el acusado, "muy aturdido por la bebida", fue hacia su casa y cogió una copia de las llaves de la vivienda de la víctima.
Una vez en el interior de dicho inmueble, el acusado esperó a que llegara su sobrina y se escondió con un cuchillo detrás de la puerta del dormitorio, desde donde pudo escuchar que entraban en el mismo la víctima y su novio.
UNA PUÑALADA EN EL CUELLO
Ha añadido que, a continuación, éste último entró en la habitación, momento en el que "nos quedamos mirando" hasta que comenzó un forcejeo en el curso del cual el acusado le propinó un puñetazo, punto en el que ha asegurado no recordar si le asestó una puñalada en el cuello, tal y como le acusa la Fiscalía.
Tras ello, el novio de la fallecida salió huyendo y fue entonces cuando el imputado se encontró con ésta y "sin pensar", le asestó una puñalada en el cuello, tras lo que Inmaculada cayó al suelo "sin conocimiento, pues no se movía", momento en el que el acusado escuchó la voz de su hija, "que no vio nada" de lo acontecido.
El acusado ha señalado que, en ese momento, cogió a su hija y se la llevó a los vecinos diciéndoles que "llamaran a la guardia porque había matado" a su mujer, pero "como tardaban" el acusado se dirigió al bar 'Contento' para decirle a sus amigos "que llamaran a la guardia y a los servicios sanitarios".
"ME VOLVÍ LOCO"
Seguidamente, volvió a la vivienda y se encontró a la víctima "sin sentido, ya muerta, pues no se le escuchaba respirar", por lo que siguió apuñalándola en un momento en el que estaba "bajo los efectos del alcohol, la frustración y los nervios". "Yo estaba desquiciado, me arrodillé y la apuñalé, me volví loco", ha expresado.
El acusado ha dicho que no recuerda ni cuántas puñaladas asestó a la finada ni el número de cuchillos que rompió, aunque el fiscal mantiene que llegó a romper seis cuchillos. "Ahora sí soy consciente y me arrepiento mucho, porque lo que hice fue unja barbaridad, pero en el momento no era consciente", ha dicho el acusado, quien ha querido dejar claro que, después del bar, volvió a la vivienda "para esperar a la Guardia Civil y no para apuñalarla".
El acusado ha subrayado que su expareja ya estaba muerta cuando volvió para apuñalarla y ha negado que lo hiciera para "recrearse" o "regodearse" con su sufrimiento, pues "estaba bajos los efectos del alcohol, muy nervioso, como loco de la ira".
"MI PRIORIDAD ERA MI HIJA"
Asimismo, ha dicho que rompió la orden de alejamiento que tenía respecto a su sobrina "porque mi prioridad era mi hija, y ella estaba por encima de la orden".
Sobre las contradicciones puestas de manifiesto entre su declaración ante la Guardia Civil y la prestada este lunes, el acusado simplemente ha afirmado que "quería que la Guardia Civil me pegara dos tiros y me quitara de en medio".
En la primera jornada de la vista oral ha declarado también un guardia civil que tomó declaración al acusado y que ha asegurado que "no lo notó alcoholizado ni drogado en ese momento", aunque sí "un poco resentido porque había roto la relación con la víctima y creía que ésta mantenía relaciones con otros hombres".
"OLÍA A ALCOHOL"
Asimismo, también ha declarado como testigo un policía que ha afirmado que cuando entraron en la casa donde tuvieron lugar los hechos, Fernando estaba "ido y olía a alcohol" y que la víctima estaba tumbada en la cocina y "parecía que respiraba".
Por otra parte, la expareja sentimental de la víctima ha asegurado que cuando Fernando le asestó la puñalada en el cuello salió corriendo y fue directamente a la Comisaría, donde pidió auxilio también para la víctima y su hija, pero que en ningún momento pensó que estuvieran en peligro.
En sus alegaciones previas al juicio, el abogado defensor del imputado ha señalado que éste "jamás tuvo la intención" de acabar con la vida de las víctimas y que no hubo ni alevosía ni ensañamiento en el crimen de Inmaculada, a lo que se suma que "tenía gravemente perturbado el entendimiento por su grave adicción al alcohol y su estado de embriaguez".
No obstante, la fiscal ha presentado un informe psiquiátrico que demuestra que el acusado era "plenamente" consciente de lo que hacía y que el consumo de alcohol no le impidió tener conocimiento de lo que estaba haciendo.