Parece un negocio redondo por no estar regulado de momento y haberse convertido a velocidad de vértigo en una moda por todo el país. Y es por ello que en una sociedad ciertamente a velocidad de vértigo a nadie le resulta raro encontrarse con una tienda de cigarrillos electrónicos como ya antes no sorprendió encontrarse con inmobiliarias y, más tarde, con las más contemporáneas tiendas de empeños de oro. En Ronda se cuentan ya hasta cuatro de esos negocios, donde se pueden adquirir a precios muy variados, de entre 20 y hasta 80 euros, los modernos artilugios para fumar, o vapear, que es como se denomina esta nueva práctica.
Vincenzo Giorgioni es el propietario de las tiendas WikiSmoke de Ronda, Marbella y Málaga. En la entrada, un cartel prohíbe fumar, y sólo permite la práctica del vapeo. Cuando estás dentro, de hecho, quienes cambian el cigarro de toda la vida por esta otra práctica asisten atónitos a la permisividad: “La ventaja está en el gesto; quienes fuman hacen el mismo gesto, y eso ayuda a nivel psicológico”, afirma el empresario, al tiempo que relata al detalle las bondades y características del flamante producto: “Una persona que fumaba un paquete de tabaco al día, conseguirá ahorrar hasta 1.400 euros al año. Por eso se elige este método, y porque a nivel de salud claramente no tiene las sustancias tóxicas del tabaco”.
Giorgioni no esconde el éxito inicial de su tienda en Ronda, si bien aclara que la facturación ha bajado conforme han ido pasando los meses. Así, las ventajas de la falta de regulación para la venta de este producto es a su vez su principal debilidad: “Si en un pueblo hay demasiadas tiendas, todas no podrán sobrevivir”. ¿Cuáles se quedarán? Responde Giorgioni que “las que ofrezcan un buen producto”, advirtiendo él mismo de algunos peligros: “Deben comprarse productos certificados, porque la mayoría de estos cigarrillos electrónicos que se venden en muchos sitios no tienen certificación europea. Los productos de WikiSmoke la tienen, estando controladas sus emisiones”.
Los cigarrillos electrónicos están formados por una batería y un atomizador que produce el vapor. El famoso líquido de sabores contiene, además de aromas, agua, glicerina y glicol de propileno, “empleadas estas dos sustancias desde hace años en cremas y en el sector de la alimentación”. También tienen una sustancia adictiva, la nicotina: “Pero se ha demostrado que el cuerpo retiene un 60 por ciento menos de nicotina con el vapor que con la combustión del tabaco, que es además la que contiene las sustancias tóxicas y cancerígenas”, asegura Vincenzo Giorgioni, al tiempo que adelanta una novedad de su firma, con exclusividad para todo el país, hablando del extracto de una planta asiática, llamada 'kudzu', que actúa como inhibidora para los receptores corporales que demandan la nicotina.
Este aspecto, además de otros muchos, es el que preocupa a las autoridades sanitarias. Por las manos de Gema Díaz, técnica de promoción de salud del Área Sanitaria Serranía, han pasado este año más de 530 personas que han decidido dejar de fumar; pero es que ha intervenido con más de 4.450 personas aconsejándoles eliminar el hábito: “Hay que tener en cuenta que es una nueva forma de fumar, que imita el hábito. Ha venido a desnormalizar que no pudiéramos ver a alguien fumando en determinados espacios cerrados, pero es que además no favorece en absoluto que se deje de fumar, como muchas marcas están diciendo para promocionarse. Lejos de eso, estos cigarrillos están provocando que muchos jóvenes que nunca habían probado el tabaco puedan llegar a fumarlo por mediación de esta nueva práctica”, asegura la experta, que alude a “su falsa imagen de un producto que es inocuo o incluso divertido, algo esencial para llamar la atención de los jóvenes”. Y Díaz subraya que “no se han comprobado sus efectos, pero parece que a medio plazo sí provocaría algunos efectos que parecen negativos a nivel respiratorio”, poniendo el acento en la falta de estudios concluyentes sobre la nueva práctica: “En países como Australia y Canadá están completamente prohibidos”, asegura la técnico sanitaria mientras la Consejería de Salud decide prohibir el uso de los aparatos en colegios y hospitales: “Y es lógico, y estamos de acuerdo”, añade el empresario Giorgioni, quien asegura que “no creemos que se vaya a llegar más lejos. En Italia, donde el producto llegó hace tres años, se prohibió vapear en lugares públicos, y ya se ha vuelto a permitir”.
El debate está abierto. Y los estancos piensan en su futuro incierto, si es que no se suman a vender estos productos, como está ya ocurriendo en muchos lugares mientras la industria tabaquera no descarta reinventarse si es que no fabrica ya estos nuevos cigarrillos: “La ventaja de este producto está ahora en su situación alegal”, afirma Gema Díaz, quien opina que vapear debería estar tan limitado como fumar.