El representante especial de la Secretaría General de Naciones Unidas en Irak, Nickolay Mladenov, ha afirmado este miércoles que la situación en la localidad de Faluya es "especialmente preocupante" en medio de los enfrentamientos entre el Ejército y el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS), vinculado a la organización terrorista Al Qaeda, y ha advertido de que los suministros de comida, agua y medicinas "se están agotando".
"En base a nuestras primeras valoraciones, más de 5.000 familias han huido de los enfrentamientos y han buscado refugio en las provincias de Kerbala, Salahuddin y Bagdad. Naciones Unidas está trabajando con el Ministerio de Desplazados y Migración para identificar sus necesidades y satisfacerlas inmediatamente", ha añadido.
Así, Mladenov ha resaltado que la provincia de Anbar atraviesa "una situación humanitaria crítica que probablemente empeorará con la continuación de las operaciones". "Las agencias de la ONU trabajan para identificar las necesidades de la población y preparar medicación, comida y suministros para su entrega cuando se habiliten corredores seguros", ha remachado.
Las Fuerzas Armadas iraquíes desplegaron el martes tanques y artillería en los alrededores de Faluya, de cara a una inminente operación militar que los líderes locales confían en evitar. Las tribus han pedido a las milicias islamistas que abandonen la ciudad, situada en la provincia de Anbar y cercana a Bagdad.
Tanto las fuerzas de seguridad como los responsables tribales han reconocido que el primer ministro, Nuri al Maliki, mantiene paralizada la ofensiva del Ejército a la espera de ver si los esfuerzos de los grupos locales surten efecto y los combatientes del ISIS abandonan la zona.
Este mismo miércoles, Al Maliki ha prometido que "arrancará de raíz" a Al Qaeda y se ha mostrado convencido de la victoria. En un mensaje televisado, también ha agradecido a la comunidad internacional su apoyo en la lucha contra Al Qaeda y ha instado a los miembros del grupo y a quienes les apoyan a rendirse, prometiendo clemencia.
La salida de las tropas estadounidenses del país y el conflicto en Siria, con fuertes connotaciones sectarias, ha exacerbado las tensiones entre la comunidad suní y el Ejecutivo de Al Maliki, que tienen como puntos de fricción un sistema judicial que discrimina sistemáticamente a los suníes y la exclusión de esta comunidad de los altos cargos de la Administración iraquí.
No en vano, los enfrentamientos violentos con tintes sectarios entre la minoría suní y la dominante comunidad chií ya eran una tónica habitual, reminiscencia de los años de guerra en Irak tras la ocupación estadounidense --especialmente entre los años 2006 y 2007--.
Los levantamientos populares contra el Gobierno, asimismo, encontraron su germen en la ola de levantamientos de 2011 en Oriente Próximo y el norte de África, conocida como la 'Primavera Árabe', que empujó a los suníes a rebelarse pacíficamente contra Al Maliki.