EL primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, ha advertido este miércoles de que, "en caso de que la guerra en Siria no termine, existe el riesgo de que el terrorismo se expanda por todos los países de la región".
"La batalla de Irak contra el terrorismo ciego, que no diferencia entre suníes y chiíes", ha dicho, antes de solicitar una mayor coordinación a nivel de los servicios de Inteligencia de los países de la región.
Asimismo, ha acusado a algunos países de "intentar engañar a la gente diciendo que lo que pasa en Irak es una guerra entre suníes y chiíes", según ha informado la agencia iraquí de noticias NINA.
"Al Qaeda mata a todo el mundo, sean suníes, chiíes o cristianos. Al Qaeda está intentando engañar al mundo al decir que combaten en nombre de los suníes", ha recalcado, antes de apuntar que "todo aquel que permanezca en silencio ante el terrorismo es considerado un socio en los crímenes cometidos por los terroristas".
Así, ha remachado que estos grupos "mataron suníes en Argelia durante los años noventa --en referencia a la guerra civil desatada en el país entre 1991 y 2002 entre el Ejército y varios grupos islamistas armados-- y cometieron crímenes en Yemen y Egipto". "¿Por qué mataron a esta gente si defienden a los suníes?", se ha preguntado.
El Ejército iraquí hace frente desde hace meses a un incremento de las actividades terroristas de grupos radicales como el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS), surgido tras la unificación de Al Qaeda en Irak y varias brigadas extremistas sirias.
El conflicto en el país vecino ha acrecentado la inseguridad en el país, que presencia ataques terroristas diarios y que ha visto como el propio ISIS se hizo el 1 de enero con el control de las localidades de Ramadi y Faluya, ambas localizadas en la provincia de Anbar (fronteriza con Siria).
La semana pasada, Al Maliki acusó abiertamente a Arabia Saudi y Qatar durante una entrevista a una televisión francesa de "incitar y fomentar los movimientos terroristas" y apoyarlos tanto con dinero como con armamento. Arabia Saudí rechazó el lunes las acusaciones, pero Qatar todavía no se ha pronunciado.