La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada ha acogido este miércoles el juicio contra un hombre acusado de abusar sexualmente de forma continuada de la hija de su compañera sentimental desde que la niña tenía siete años y hasta los 14, tanto en su domicilio como en el de la madre, en Granada capital.
El procesado, Luis M.R.S., que se enfrenta a penas de hasta 14 años de cárcel, ha negado los hechos que se le atribuyen, aunque sí ha reconocido que en un momento puntual le hizo tocamientos a la menor, lo que le "asustó" y le llevó a buscar apoyo profesional y recibir tratamiento psicológico.
La Fiscalía pide para él una pena de 10 años de prisión por un delito continuado de abusos sexuales con abuso carnal y una indemnización a su víctima de 30.000 euros, mientras que la acusación particular, que representa a los padres y que ha sido ejercida por la letrada Yolanda Solana, de la Asociación de Mujeres Víctimas de Violencia Sexual (Amuvi) y socia de Litigalia, eleva esa petición a los 14 años de cárcel, sumándole a ese delito, el de provocación sexual y abuso sexual continuado, y la indemnización a los 60.000 euros.
El acusado, que es técnico estadístico, además de comercial de seguros y comentarista deportivo, ha declarado que inició una relación sentimental con la madre de la niña en 2004 y que ésta se terminó en 2011. Durante ese tiempo, ha dicho, nunca "jamás" abusó o agredió sexualmente a la niña, ni la sometió al visionado de películas pornográficas o tocamientos, como le atribuyen las acusaciones. "En absoluto", ha indicado el inculpado, que ha asegurado que nunca se quedó a solas con la menor.
Sin embargo, sí ha admitido que en septiembre u octubre de 2008, cuando la niña tenía unos once años, se acercó al sofá en el que ella se encontraba y, mientras la madre estaba en la cocina, le tocó por encima de la falda, pero se "asustó" y "nunca" hizo "algo similar", e incluso, según ha afirmado, buscó apoyo psicológico por ello durante varios meses.
AGRESIONES CON NUEVE AÑOS
La menor, que ahora tiene 17 años, ha declarado sin embargo que los episodios fueron graduales, y comenzaron por el visionado de películas pornográficas, que la pareja de su madre le exhibía para enseñarle como "maestro" lo que le iba a servir "con otros niños". A partir de ahí, los capítulos sexuales se fueron agravando y llegaron incluso a agresiones sexuales con acceso carnal, cuando ella tenía unos nueve años, que se producían incluso cuando la madre de la niña se encontraba en la misma vivienda, o durmiendo o en la cocina.
La joven ha explicado que no se lo contó a su madre porque ella la veía "muy feliz con él" y no quería "hacerla sufrir", pero que se decidió a contárselo a su profesora, y terminó también por confesárselo a la pareja sentimental de su padre, lo que motivó una reunión entre sus padres y el acusado y la interposición de una denuncia.
La madre de la menor ha señalado que fue precisamente en esa reunión, el 22 de septiembre de 2011, cuando se enteró de lo que había sucedido, y ha indicado que, ante esas acusaciones, su pareja lo que hizo fue "agachar la cabeza" y decir "lo siento", pidiendo a los padres de la niña que no lo denunciaran porque, de ser así, se "suicidaría".
Según ha incidido, la niña ya le intentó contar algo antes, y en 2010 le dijo que su pareja "se había tocado" delante de ella. Al preguntarle, él "asintió con la cabeza", lo que la madre interpretó como que lo estaba reconociendo, provocando que la pareja se rompiera "por un tiempo", aunque después retomaron la relación. Además, según ha dicho, en 2008 el acusado tuvo otro problema con la prima de su hija, por unas conversaciones en un chat "inapropiadas" entre una menor, que entonces tenía 11 años, y un adulto.
Durante el juicio, que ha quedado ya visto para sentencia, han declarado el padre de la niña, su pareja sentimental y la profesora, además de las psicólogas que realizaron el análisis de su relato. Según las expertas, su testimonio fue "creíble" y responde a un "típico supuesto de abuso sexual", que revela además una sintomatología propia de este tipo de situaciones, como sentimiento "ambivalente" hacia el agresor, sentimientos de culpa, falta de apetito o ansiedad.
También han comparecido otras psicólogas que, a propuesta de la defensa, analizaron el estado mental del inculpado que, según han dicho, no responde al perfil de abusador sexual y que se trata de una persona "histriónica" --que necesita del cariño de otra persona--, y dependiente, que vivía situaciones "estresantes" y presentaba un trastorno ansioso-depresivo, lo que le llevaba a ser "impulsivo". Por ello, su abogada defensora ha reclamado la eximente incompleta de alteración psicológica, en el que caso de que sea condenado.