Los políticos se volcaron en sus visitas al centro de día de la Asociación Parkinson Bahía de Cádiz. Primero fue el delegado del Gobierno andaluz, Fernando López Gil y antes de que este se fuera estaba en la cola el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, en andalucista Francisco Romero Herrero, quien no dudó en ponerse la capa y en antifaz de la campaña de super héroes y super compañeros con la que este año se persigue concienciar a la sociedad.
Y en la cola estaba la delegada de Bienestar Social del Ayuntamiento, María José Moreno Subirana, que tuvo la gentileza de cederle el turno a este medio para poder entrevistar a los dos máximos responsables del centro, su presidente y fundador, Baldomero Guerrero Braza y la directora, Lola Garzón Coello.
Ellos estaban este jueves para atender a los que llegaran en esa jornada de puertas abiertas, pero son los que están todo el año trabajando, junto al resto del personal, cuando el trabajo se hace lejos de las miradas y las palabras de ánimo y solucionando situaciones motivadas en gran parte por los recortes en asistencia social y los impagos que mantienen a las asociaciones de autoayuda en un brete.
La conciencia de la sociedad es “fundamental”, decía Baldomero Guerrero, porque es “la única forma de que vean el trabajo que hacemos. El Parkinson, parece que la gente está cansada de tantas enfermedades raras que la ven como una más. Pero es muy dura, hay que vivirlo. O mejor, no vivirlo. Tanto el que la sufre como el cuidador las pasan canutas”.
Entre otras cosas porque la persona que tiene Parkinson es perfectamente consciente del deterioro que va sufriendo. “Un día se levanta y se ve en el espejo y da un bote. Yo nunca me he visto en televisión. Hace años me dio por ver una foto y me parecía que estaba muerto. Ya no he vuelto a ver más una foto mía”.
Sin embargo, Baldomero Guerrero, cuando le diagnosticaron la enfermedad en 2003, no se arredró sino todo lo contrario. Se extrañó de que en San Fernando no hubiera una asociación y empezó a mover papeles hasta conseguirlo. Y no sólo para San Fernando sino para toda la Bahía de Cádiz.
“Cuando el neurólogo me dijo que tenía Parkinson le pregunté quién me lo cura que eso no tiene cura. Me preguntó si quería un psicólogo y le dije que para qué, si no me iba a curar. Fui al Ayuntamiento y pregunté cómo no había una asociación de Parkinson en la ciudad y me dijeron que la montara yo”. Y la montó, aunque se quedó con la coletilla del responsable municipal que le dijo “ya se cansará”. “Pues bueno, ya me cansaré dentro de veinte años más. De momento sigo”, responde Baldomero con resolución.
Penitas negras
Lola Garzón es la directora y explica la campaña de concienciación de este año, super héroes que son los enfermos y super compañeros que son los familiares y cuidadores. Super héroes y super compañeros hubo el viernes, en el acto en la plaza de la Iglesia, muchos, sobre todo de los últimos porque los primeros eran parte de los mismos de todos los días del año.
Pero los 364 días restantes todo se reduce a las paredes del centro del día y a los hogares de los afectados, sin políticos y sin visitas ajenas. Garzón no es desagradecida, todo lo contrario, y deja constancia de ese agradecimiento a todos los que han colaborado a lo largo de estos días años para que la asociación cuente con los medios actuales.
Pero eso no quita que estén pasando por una situación complicada, muy complicada, al igual que el resto de asociaciones de autoayuda, esas que hacen lo que las administraciones no hacen, entre otras cosas porque les resulta más barato ayudar a los familiares y enfermos a organizarse que pagar el servicios al completo. Además de que la fórmula actual es mejor porque procura una proximidad que no se consiguiría con otro modelo al uso.
Eso sería si todo fuera como hace unos años, si las administraciones no hubieran recortado en concertaciones, si los pagos se hicieran, cuando se hacen, a su debido tiempo, si las subvenciones no desaparecieran del mapa debido a la situación económica que tiene mucho donde recortar antes que en la calidad de vida de los más necesitados de apoyo, los enfermos que no se puedan permitir lo que algunos se permiten.
“Lo estamos pasando muy mal y a más de un super compañero de la Administración habría que darle un tirón de orejas. Esto para partirlo y probarlo. Ven un día sin previo aviso y verás lo duro que es. No es duro trabajar con los afectados de Parkinson, que es un trabajo que gratifica; lo duro es tener que seguir prestando los mismos servicios, dando las mismas prestaciones con menos dinero. Si nos falla la fuente de financiación… Ha sido muy duro en estos últimos años tener que decirle a afectados de Parkinson que no los podíamos atender por falta de recursos económicos. Hemos llegado a atender a personas de manera gratuita, pero generan gastos para los que no tenemos dinero”.
Las cosas, de todas formas, parece que van cambiando y “desde enero parece que se ha vuelto al retomar el tema de la dependencia, a ver si nos vuelven a concertar las plazas concertadas y volvemos tener ingresos”. Unos ingresos que no llegan sólo de las entidades públicas, sino también de las privadas. Y en ambos casos se han visto los recortes.
Las obras sociales de las cajas de ahorro han sufrido recortes, “todo ha sufrido recortes. Pero es lo que decimos. Nosotros estamos aquí y no vamos a tirar por tierra diez años de trabajo. Somos una entidad pionera y un centro a nivel provincial. Están las asociaciones de Algeciras, Cádiz, Jerez… pero la que ofrece el tratamiento con todos los servicios desde hace diez años. Nos está costando y estamos en un ERTE (Expediente de regulación temporal de empleo), pero aquí seguimos. Lo que sí es cierto es que aquellos súper compañeros de las administraciones públicas que vengan y vean el trabajo diario”.
Y que suelten. “Y que suelten”.