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Miércoles 20/11/2024
 

El jardín de Bomarzo

De campaña por Europa (y II)

Populares y socialistas europeos han votado lo mismo en un 64,5% de las ocasiones

Sobre el penoso hecho de que la campaña sobre Europa se centre en calibrar el punto exacto de machismo de Cañete, -que comete tres errores y son, por orden, perder el debate exhibiendo aires de caballero sobrado, patinar al día siguiente explicándose mal y con tufo y, para rematar, tardar cinco días en disculparse-, diré que, y sin restar un  ápice a la metedura supina de pata y puestos a hablar de ello, los hombres y las mujeres no somos iguales. Grima me daría lo contrario. No soporto los ismos, ni machismos, ni feminismos. No me gusta que por ser hombre o mujer se parta con ventaja en algo, por tanto no me gustan las listas cremallera, ni los gobiernos cremallera, ni los hombres que no valoran y respetan el papel vital, fundamental, único, de las mujeres, ni las mujeres que aprovechan su condición para sacar ventaja; me gusta la igualdad de derechos y oportunidades en una sociedad que acepte que somos distintos. He ahí la gracia. Que ni se plantee el derecho que a todos nos asiste por igual, laboral, salarial y, también, familiar, que cuando exista separación con hijos ambas partes tengan las mismas oportunidades de custodia. ¿Y qué tiene que ver todo esto con Europa? Puede que mucho, creo que poco, pero en todo caso el tiznajo que sobre su blanca tez se ha trazado Cañete ha provocado una pésima campaña electoral, de las peores, y que se hable de todo menos de lo que correspondía. Política actual en estado puro. A lo mío: Europa, y dos.

Los comicios. Las elecciones para la octava legislatura del Parlamento Europeo ya han comenzado, no todos los Estados miembros votan el domingo, ayer lo hicieron Holanda y Reino Unido, hoy lo están haciendo Irlanda y República Checa, mañana también lo harán Letonia, Malta y Eslovaquia; el resto, el domingo. Votaciones en 28 Estados, que suponen 413 millones de electores -se requiere tener 18 años en todos los países, excepto en Austria, que se permite votar con 16- para elegir los 751 diputados al Parlamento Europeo, que representarán a los 497 millones de habitantes. En España, para nuestra séptima convocatoria, somos 36,5 millones con derecho a elegir a 54 eurodiputados para cinco años. Número total de electores que, comicios tras comicios, se ha visto mermado por la abstención, que en 2009 alcanzó el 42,94 por ciento y en España el 55,1, previéndose que el euroescepticismo derivado de la crisis económica y de la fractura entre ciudadanos y políticos reduzca aún más la cifra de participación. La novedad de la designación del Presidente de la Comisión Europea, que resultará de la fuerza política con más representación parlamentaria, se presenta como un acicate para atraer a los electores hacia las urnas. Sólo en Bélgica, Chipre, Grecia o Luxemburgo tienen asegurada una participación cercana al 100 por cien y ello porque el voto es obligatorio con sanciones pecunarias o  de trabajos para la comunidad a los que osen abstenerse, salvo causa justificada. Curioso.

Los eurodiputados. La elección de los parlamentarios europeos se rige por normas distintas en cada Estado, de este modo en España se plantea una sola circunscripción territorial, por lo que cada partido político presenta una lista; en otros Estados como Irlanda, Polonia, Francia o Reino Unido se dividen en varias circunscripciones territoriales. En nuestro país, Estonia, Francia, Grecia o Reino Unido las listas son cerradas, por el contrario son abiertas en Bélgica, Austria, Dinamarca, Finlandia o Suecia. En cuanto a la edad necesaria para poder ser elegible, no todos los europeos podemos serlo a los 18, en Francia, Grecia e Italia a los 25  y en Letonia, Lituania, Polonia, Eslovaquia, Bélgica, Bulgaria, República Checa, Estonia, Irlanda y Chipre a los 23. Un total de 16.380 personas se presentan, repartidas en 953 listas. Sólo en España se han registrado 2.106 candidatos en 39 listas electorales. Una vez elegidos el número de representantes de cada Estado, en el Parlamento Europeo se agrupan por afinidades políticas, no por nacionalidad; de tal modo que es importante conocer a qué grupo parlamentario o partido europeo va a beneficiar nuestro voto. En España el PP pertenece  al Partido Popular Europeo, al cual se sumarán los representantes que pudieran salir de Vox y Unió; el PSOE, al Partido Socialista Europeo; IU y Podemos se unen en el partido de la Izquierda Europea; los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos se repartirán entre Alianza de los Demócratas y Liberales de Europa, Partido Demócrata Europeo y Alianza Libre Europea y, finalmente, UPyD y Ciudadanos elegirán a qué partido europeo unirse en función del resultado. También se admiten diputados no pertenecientes a ningún partido europeo, lo que se denomina grupo de independientes o no inscritos.
Todos, los 751 eurodiputados, tienen marcados 134 días de actividad parlamentaria, que se reparten entre sesiones plenarias en Estrasburgo y 20 comisiones sectoriales, además de reuniones de grupo en Bruselas y la labor propia en sus respectivos países; todo, de lunes a jueves -salvo siete viernes al año- con dos semanas de vacaciones navideñas y cuatro estivales en agosto; tareas por la que perciben una retribución bruta anual equivalente al 38,5 por ciento del sueldo base de un juez del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, lo que para 2014 supone 8.020 euros al mes, 1.500 más que Mariano Rajoy y 5.200 más que los diputados de nuestro Congreso; sueldo bruto al que hay que sumar 4.299 euros mensuales en concepto de dietas por gastos de oficina y gestión, que se reducen a la mitad si los eurodiputados no asisten a la mitad de las sesiones plenarias del año sin justificación. Por si no fuera mucho, además perciben los gastos de viaje y unas dietas diarias de estancia en Estrasburgo o Bruselas de 304 euros, que se reducen a la mitad si faltan a más de la mitad de las sesiones. Total, unos 15.000 euros al mes para cada eurodiputado, una señora pasta y esto en plena crisis y con las medidas de férrea austeridad impuestas a los europeos que deambulan sin coche oficial. Además de estos emolumentos, cuentan con privilegios como libertad de desplazamiento sin restricción alguna, facilidades aduaneras, no pueden ser objeto de persecución, arresto o detención en razón del ejercicio de sus cargos y tienen inmunidad parlamentaria ante la jurisdicción penal, salvo que el Parlamento vote su levantamiento y, como colofón, cuando dejan su mandato perciben una indemnización transitoria de entre 6 y 24 meses hasta que obtengan otro trabajo o cargo y, además, una pensión de jubilación a partir de los 63 años, que asciende al 3,5 por ciento de la retribución por año de mandato; en caso de fallecimiento sus herederos percibirán entre el 20 y el 60 por ciento. Ahora, tras indagar, entiendo por qué algunos partidos políticos premian los servicios prestados mandando a Europa a compañeros de filas. ¿Que qué quiero ser de mayor? Pues eurodiputado, no te digo.

Los programas. Analizando los programas electorales de las cinco fuerzas políticas más representativas en Andalucía, lo primero que se aprecia es el detalle minucioso de algunos en cuanto a las propuestas concretas que incluyen, caso de Izquierda Unida y Partido Andalucista y otros, aunque extensos, no bajan al detalle de las acciones que pretenden promover, quedándose en líneas políticas más generalistas, como ocurre con PSOE y PP, que se incluyen en los dos grandes partidos europeos que, histórica y alternativamente, vienen dominando los designios de Europa. Por tanto, hacer un comparativo de sus programas es complicado y arriesgado de parecer tendencioso, ante lo cual adjunto en la edición digital los cinco programas para consumo de quien tenga espacio y tiempo en su mente. Análisis que ha de unirse al repaso de cómo ha estado conformado el Parlamento en los últimos cinco años, a resulta de lo cual se han aprobado las leyes que nos han impuesto; siendo 265 eurodiputados del PP Europeo, 184 del Partido Socialista Europeo, 84 de la Alianza de Demócratas y Liberales, 55 de Conservadores y Reformistas, 55 de Los Verdes-Alianza Libre de Europea, 35 Izquierda Unitaria Europea-Izquierda Verde Europea, 32 Europa de la Libertad y de la Democracia y 26 independientes. Entre los cuales españoles eran 24 del PP español, 23 del PSOE, 3 de Coalición por Europa, 2 de IU, 1 de UPyD y 1 de Europa de los Pueblos Verdes. Por último, no puedo resistir la tentación de señalar que los populares y los socialistas europeos han votado lo mismo en un 64,5 por ciento de las ocasiones, encontrándose en las políticas europeas muchos más puntos de encuentro que en la política nacional. Quizás esta sintonía de las dos grandes fuerzas europeas es lo que hace que en algunos países estén empujando nuevos partidos de ultraderecha y de izquierda radical, como rechazo a la política europea cada vez más tachada de neoliberal.

Participar. No nos engañemos, la Unión Europea manda mucho, la salida de la crisis y el recorrido hasta entonces depende más de lo que pensamos de la papeleta que el domingo introduzcamos en la urna y aunque cierre con un tópico es ahora cuando el ciudadano debe, tiene la obligación, el derecho, pero también la responsabilidad de participar informándose, de tomar una decisión, la que entienda mejor para su interés, para su entorno o para su tranquilidad moral. Es la única manera de hacer algo por cambiar las cosas. Por mi parte, he buceado por Europa con el fin de hacerme una idea y contarla, de participar, de no abstenerme pero respetando a quien lo haga, todo desde la óptica de un varón no machista al que le molesta tanto la soberbia de quien se considera superior a otro, sea hombre o mujer, como el uso ventajista de tan delicado asunto.

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