Los hábitos alimenticios cambian en verano y algunas familias se encuentran con un impedimento para vigilar a los menores y su posibles trastornos alimenticios. Los casos de anorexia y bulimia comienzan a reflejarse, normalmente, en otoño, cuando se evidencian cuerpos más delgados y prendas de vestir que quedan más grande a quienes la llevan.
De ahí, que desde la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia 'Adaner' alerten de que durante el verano hay que estar atento a la alimentación de los más jóvenes para que no cambien sus hábitos de comidas, pero tampoco su estado anímico. Y es que la aparición de tristeza, vergüenza por dejar ver su cuerpo e incluso el hecho de permanecer tiempo encerrado en la habitación o sin ánimo para estar con los demás, son detonantes de que la persona padezca algún trastorno alimenticio que puede derivar en enfermedades como la anorexia o bulimia, ésta última más común y a la vez más difícil de detectar.
María Isabel Gómez, psicóloga de Adaner, reconoce que “se siguen dando casos de anorexia y bulimia, pero que las familias piden ayuda con tiempo y en la mayoría de las atenciones se detecta que no se ha llegado a la enfermedad, por lo que se recuperan pronto”.
Confirma que atienden en torno a dos llamadas semanales de padres que piden información por los hábitos que detectan en sus hijos. Y es que son menores de entre 13 y 15 años los que más sufren trastornos alimenticios que derivan en anorexia y bulimia. Son más frecuentes entre las mujeres, pero ellos también las padecen, siendo el abanico de edades cada vez más amplio.
Según la presidenta de 'Adaner-Jaén', María Josefa Chamorro, desde comienzo de año están atendiendo en terapia psicológica a 27 personas. “La atención es semanal para unos y para los pacientes que están más recuperados se les realiza un seguimiento, bien quincenal, mensual o trimestral”, asegura Chamorro.
Trabajo continuo para la prevención
Durante todo el año la Asociación Adaner realiza trabajos para la prevención de ambas enfermedades.
El trabajo de prevención también lo realizan con la atención telefónica, la orientación a las familias, la escuela de padres y madres y las charlas que realizan en los centros educativos. En estos últimos la actividad es muy continua, ya que las enfermedades afectan a menores desde los 13 años.
Los 27 pacientes son de la capital y de localidades como Los Villares, Villanueva del Arzobispo, Andújar, Martos, Baeza, Porcuna, Torredelcampo, Villacarrillo, Vilches e incluso Córdoba.