Un reciente estudio de los investigadores Beatriz Martín, Alejandro Onrubia y Miguel Ferrer, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y de la Fundación Migres, ha comprobado cambios drásticos en el comportamiento migratorio de la rapaz busardo ratonero (Buteo buteo) que asocian al cambio climático.
Este estudio, publicado en la revista Climate Research y al que ha tenido acceso EFE, se basa en las observaciones diarias del paso migratorio de aves por el Estrecho de Gibraltar que desde hace más de dos décadas realizan científicos de la Fundación Migres en varios puntos del litoral gaditano.
Estas observaciones han constatado que en los últimos años apenas unas decenas de busardos ratoneros -rapaz de gran tamaño que emigra anualmente de Europa a Africa para invernar y que retorna en primavera al Viejo Continente para reproducirse- cruzan el Estrecho de Gibraltar, frente a los entre setecientos y el millar de ejemplares que los ornitólogos Francisco Bernis y Manolo Fernández censaban en los años setenta del pasado siglo.
Las estadísticas de la migración de aves por el Estrecho de Gibraltar de los últimos años constatan que "actualmente no cruzan a Africa más que unas pocas decenas de ratoneros, frente al casi millar de hace unas décadas", según ha destacado a la Agencia EFE Alejandro Onrubia, coautor de este estudio y coordinador del programa de seguimiento de la migración de aves por el Estrecho de Gibraltar de la Fundación Migres.
Según Onrubia, la alerta por este drástico descenso del número de ratoneros que cruzan el Estrecho de Gibraltar impulsó el inicio de esta investigación que comprobó poco después que este cambio migratorio también se estaba produciendo en otros observatorios ornitológicos, como el de Organbidexka, en Pirineos occidentales, o el de Falsterbo, en Suecia.
Los científicos españoles comprobaron igualmente que esta reducción del número de busardos ratoneros migradores contrastaba con los datos de las poblaciones europeas de esta rapaz, "que indicaban que se mantenían o incluso aumentaban ligeramente en los últimos años" y que se cifran entre 690.000 y un millón de parejas, según Onrubia.
Estos investigadores analizaron igualmente la base de datos europea de recuperación de aves anilladas (Euring), que en los últimos cincuenta años suma unos 25.000 ratoneros capturados y comprobaron no sólo la creciente tendencia de esta rapaz a no emigrar y permanecer en sus zonas de cría sino que también ha reducido la distancia de su migración.
"Estos cambios se relacionan con las anomalías de las temperaturas en el Hemisferio Norte; los ratoneros del norte de Europa se quedan en el sur del continente y ya no cruzan por Gibraltar", ha explicado Onrubia.
En su opinión, este cambio migratorio del ratonero reproduce los de otras especies, el más llamativo, el de la cigüeña común, presente ahora en invierno en la Península Ibérica de donde hace décadas se ausentaba para emigrar a Africa, pero también se ha comprobado en gansos, palomas, grullas y golondrinas.
"El norte de Europa se está haciendo más mediterráneo climatológicamente, y el Mediterráneo, más árido y africano", ha apostillado Onrubia.
Los científicos de Migres también han constatado la creciente presencia en el sur de España de especies africanas que raramente cruzaban hasta la orilla europea del Estrecho de Gibraltar.
Algunas especies son avistadas ahora más frecuentemente, como el buitre moteado o de Rüpell, del que este verano se han identificado al menos seis individuos en la costa española, y otras, incluso, se reproducen ahora en el sur de la Península, como el camachuelo trompetero, los vencejos moro y cafre, el ratonero moro o del bulbul naranjero, ave de pequeño tamaño cuya reproducción en Tarifa (Cádiz) comprobaron el año pasado científicos de la Fundación Migres.
"El cambio migratorio del busardo ratonero es una evidencia más del impacto que el cambio climático está empezando a tener; las aves están actuando como un buen termómetro de este fenómeno y nos están dando pistas fiables de lo que está ocurriendo, pero estos cambios se producen también en las plantas o en los insectos", ha concluido Onrubia.