El fin de semana pasado las calles del casco viejo de Pamplona vivieron un enfrentamiento soterrado entre la izquierda abertzale y la minoría crítica que no está de acuerdo con la estrategia actual y a la que ETA llamó al orden en su último comunicado. Este enfrentamiento no fue ni físico, ni verbal, sino mediante una 'guerra de carteles' con motivo del Gudari Eguna (día del soldado vasco) que el entorno proetarra celebra cada 27 de octubre como homenaje a los militantes terroristas.
Según han informado a Europa Press fuentes conocedoras de lo sucedido, en la noche del viernes al sábado, varios carteles de Ernai --las juventudes oficiosas de Sortu-- fueron arrancados de los muros donde habían sido colocados. Al mismo tiempo, aparecieron otros carteles con la firma de 'Amnistía Ta Askatasuna', un nuevo movimiento surgido el pasado mayo en el seno de la izquierda abertzale con vocación de representar los intereses de los presos y huidos de ETA.
'Amnistía Ta Askatasuna' carga contra la actual estrategia de Sortu y la izquierda abertzale institucional y contra la decisión del Colectivo de Presos de ETA (EPPK en sus siglas en euskera) que el pasado 28 de diciembre anunció su disposición de acogerse a los beneficios penitenciarios recogidos en la ley. Este grupo crítico expuso en su comunicado fundacional que hacen suya la "reivindicación histórica de Euskal Herria" y llaman a "autorganizarse" frente a la "confusión" y la "pérdida de discurso".
Los partidarios de Sortu, al ver sus carteles arrancados y los de 'Amnistía Ta Askatasuna' intactos, interpretaron que había sido esta minoría crítica la culpable de que parte de su cartelería hubiese sido retirada parcialmente. Por ello decidieron responder con la misma moneda y procedieron arrancar también los carteles de sus 'rivales' y volvieron a colocar los suyos.
ERAN DE FUERA DE PAMPLONA
Según las mismas fuentes, los partidarios de 'Amnistía Ta Askatasuna' no eran de Pamplona y creen que llegaron de Vizcaya. Mientras este enfrentamiento se producía en las calles de la considerada capital de Euskal Herria, ETA emitía esa misma noche su habitual comunicado del 'Gudari Eguna' en el que daba su primer toque de atención a este tipo de grupos críticos.
"Quienes utilizan maliciosamente la memoria de los 'gudaris' y los símbolos y las reivindicaciones históricas de la izquierda abertzale para dañar la actual estrategia y dividir el movimiento de liberación, no cuentan con el apoyo de ETA. Es más, ETA considera esas actuaciones muy perjudiciales", advertía la banda terrorista.
Pero horas después de la publicación de este comunicado en el diario Gara, los críticos calcinaban tres autobuses en las cocheras de Bizkaibus en Baracaldo (Vizcaya). Los expertos en la lucha antiterrorista engloban a esta minoría descontrolada en torno a la siglas de Ibil y en concreto sitúan a los autores de este y otros ataques similares recientes de kale borroka en una localidad de la Margen Izquierda de Vizcaya, según informan a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista.
Ibil significa "caminar" y su logo consiste en un lauburu negro (símbolo tradicional vasco) sobre una estrella roja comunista y en él se puede leer las palabras 'Iraultzaileen Bilguneak. Euskal Errepublika Sozialistaren Alde'. ('Juntas Revolucionarias. Por la Republica socialista vasca').
SIN CAPACIDAD PARA ESCISIÓN
La Fiscalía advirtió en su Memoria de 2013 que había incrementado en los últimos meses las labores de formación y captación de nuevos miembros. Por su parte, el Gobierno admitió que esta corriente también estaba integrada por ex presos de ETA. Tanto la izquierda abertzale, como los propios familiares de los presos han censurado estos actos de violencia y han recordado que se encuentran fuera de la estrategia.
Las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas consideran que este grupo no tiene la entidad suficiente como para formar de una escisión en el mundo de ETA, aunque matizan que es así al menos de momento.