Cuando en 1977 propusimos desde las páginas de “Abc” que el Ayuntamiento reconociera los méritos del ex alcalde marqués de Contadero, que supo administrar los escasos recursos a favor de su sustituto en la Alcaldía y además fue el único alcalde de España que dimitió ante Franco por el reiterado incumplimiento de las promesas de ayudas a Sevilla, nos encontramos con la sorpresa de que la sugerencia fue rechazada por los de su clase, la nobleza y alta burguesía sevillana. No le perdonaron que se hubiera enfrentado al general Franco, ni siquiera en defensa de los sevillanos.
La única persona que nos apoyó públicamente fue Antonio González y González Nicolás, interventor ejemplar del Ayuntamiento durante décadas. Y la oposición la ejercieron dirigentes y socios del Real Aero Club, Club Pineda, Real Círculo de Labradores, Casino de Los Cuarenta… Al final, nuestra propuesta de una sencilla placa en la calle Imagen la reconvirtió razonablemente el alcalde Fernando de Parias y Merry en el actual Paseo Alcalde Marqués de Contadero. Los caminos de la Providencia… En 1980 culminó el acondicionamiento del actual paseo, que durante lustros había estado sumido en penoso abandono por las autoridades y la sociedad.
En octubre de 1958, el marqués de Contadero, Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas, presentó al general Franco en El Pardo su dimisión irrevocable como alcalde de Sevilla, por el sistemático abandono que sus Gobiernos mantenían hacia la ciudad y el incumplimiento de las promesas recibidas por el alcalde del mismo Franco desde 1952.
Contadero había esperado seis largos años para tomar tan difícil y arriesgada decisión, concretamente desde el 3 de febrero de 1952, cuando tomó posesión de la Alcaldía y fue recibido en audiencia por el general Franco en el Pardo. Entonces, Contadero expuso al jefe del Estado todos y cada uno de los problemas de Sevilla, heredados del pasado y agravados por la guerra civil y la postguerra, al convertirse la ciudad y su alfoz en el rompeolas de cientos de miles de inmigrantes. Así, a las endémicas faltas de viviendas sociales y escuelas, se unía el abastecimiento de agua, los necesarios ensanches, los enlaces ferroviarios, los pasos a nivel urbanos, las zonas verdes, las mejoras del puerto, las defensas del Guadalquivir y sus arroyos afluentes, el envejecimiento del caserío de corrales de vecinos, la construcción de silos y depósitos de aceites, torre de Los Remedios, el ferrocarril de Cala hasta Fregenal, el servicio de tranvías, pavimentaciones, la falta de puentes, Alameda de Hércules, los suburbios…
Pero seis años después, todo seguía igual. Casi ninguna de las promesas del jefe del Estado y sus ministros, fueron realizadas, y la ciudad acusaba la pérdida de su potencial industrial militar y la falta de obras de infraestructuras que estimularan la economía. Y fue entonces cuando el alcalde decidió dimitir para dejar constancia pública de su rechazo al olvido administrativo que sufría Sevilla. Aun así, la noticia no se publicó en los periódicos hasta 1959 y solo la conocieron los capitulares y gente influyente que demostraron su desacuerdo con el marqués de Contadero y no le apoyaron en su defensa de Sevilla.
El título de marqués de Contadero fue alterado por el populismo. Se le llamó “Cuentaduros” y se implantó el “del” en vez del “de”. El título fue concedido por el rey Carlos III con fecha de 4 de diciembre de 1775 a Luis Siniente Pérez de Vargas y Zambrana, Regidor Perpetuo de Andújar. El séptimo marqués fue Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas, seguido por María de la Concepción Domínguez y Dávila y por Francisco Javier de Mencos y Domínguez.