Ni el anuncio del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ni de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, sobre el tratamiento de la Hepatitis C ha tranquilizado a los enfermos. Más bien todo lo contrario. Los afectados están indignados con las declaraciones realizadas por los políticos durante los últimos días.
Rajoy manifestó el pasado sábado, coincidiendo con las manifestaciones que se estaban sucediendo por toda España, que todos los pacientes tendrán el fármaco prescrito por su médico. Ahí la trampa, a juicio Rocío Otero, la portavoz de la Plataforma de Enfermos de Hepatitis C de la provincia de Cádiz. Según la portavoz, a lo único que se compromete el presidente con estas palabras es a que, como hasta ahora, los enfermos accederán al medicamento prescrito por el facultativo, “pero es no quiere decir que ese tratamiento sea el que nosotros estamos solicitando, que son los nuevos que han salido, con un porcentaje de curación del 95%”.
Otero indicó que las declaraciones de Susana Díaz también esconden una trampa. “La presidenta ha dicho que ningún enfermo se quedará sin la medicación, y eso no lo ponemos en duda, pero volvemos a lo mismo, no nos garantiza que esa medicación sea la que estamos solicitando”.
La portavoz de la plataforma criticó las palabras del potavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, con las que acusaba a los pacientes de tener intereses políticos. “El único interés que yo tengo es que curen a mi marido; mi única camiseta es la salud de él, y que se dejen de decir tonterías, no sé como no se les cae la cara de vergüenza al decir semejante barbaridad”.
Rocío Otero considera que el comité de expertos que se ha creado para definir la estrategia nacional ante el virus no es más que un obstáculo entre los hepatólogos y los pacientes, e insistió en que la solución pasa por “poner el dinero encima de la mesa” y usar los fármacos de última generación en todos los pacientes y no sólo en los casos más desesperados, ya que “siguen falleciendo enfermos por este virus”.
De lo contrario, mucho se teme que los tratamientos de última generación se seguirán prescribiéndo sólo a los pacientes trasplantados, a los que están en lista para someterse a un trasplante o a los que se encuentran en un estado cirrótico avanzado.
“Aquí la cuestión está en el dinero. Hasta que no se destine la partida necesaria para que todos podamos acceder al fármaco, todo será pura palabrería”, indicó Otero.
