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Miércoles 13/11/2024
 
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Sevilla

Memoria de la ciudad de los ”años del hambre” (III)

En 1943, la Falange vivió uno de los más significativos esperpentos provocados por la Iglesia Católica, un curioso escándalo promovido por el cardenal primado, Enrique Pla y Deniel...

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La historia de España no escrita y apenas ya recordada cita que los “años del hambre” fueron en el siglo XX durante las décadas que van desde 1939 hasta 1952. Sevilla vivió y sufrió muy intensamente esos doce años largos de posguerra como rompeolas de las migraciones del tiempo de guerra y luego la inmediata posguerra. Y en ese tiempo las calles, plazas y paseos de la ciudad fueron el hábitat de unos personajes únicos, irrepetibles, que dieron carácter a la ciudad. De los abusos de la República a la santa intolerancia. En contraste con las penalidades de las clases obreras y medias, el clero impuso la santidad y la moral por decreto.  Nunca vivió Sevilla, ni España, un tiempo de fanatismos, hipocresías, seudo religión y sumisión a las jerarquías eclesiásticas como en la pos guerra. Por ejemplo, la prohibición obispal de “La fiel Infantería”, novela y película con éxitos nacionales.

En 1943, la Falange vivió uno de los más significativos esperpentos provocados por la Iglesia Católica, un curioso escándalo promovido por el cardenal primado, Enrique Pla y Deniel, con motivo de publicarse la novela La fiel Infantería, del falangista de la primera hora Rafael García Serrano. Esta novela estuvo catorce años secuestrada y cuando se levantó la censura se convirtió en un éxito editorial y cinematográfico, pues fue filmada una película basándose en la citada novela.
Nuevamente en las tertulias del Ateneo sevillano, se comentó:

- Hemos llegado a una situación aberrante con la Iglesia. Los curas se han creído que fuimos a una guerra civil para que ellos, ahora, manden en España e impongan una moral medieval. No han tenido suficiente con salvar la vida, con volver a tener la libertad de culto que les quitó la República, con que el Estado les pague el sueldo... Quieren mandar en todas las actividades ciudadanas, someter a la sociedad a sus dictados, en un ejercicio de soberbia anticristiano. Sólo faltaba que el Santo Padre Pío XII se volcara las pasadas Navidades en elogios del nuevo Estado, para que los obispos se conviertan en inquisidores ante la pasividad del Gobierno, que se lucra del apoyo moral de la Iglesia y sus jerarquías ante el mundo.

- Resulta que el falangista Rafael García Serrano, fundador del Partido en Navarra, ha escrito una novela titulada La fiel Infantería, donde narra los pormenores de la vida de los soldados en las trincheras. Me han dicho que es un libro genial al que han concedido el Premio Nacional de Literatura José Antonio Primo de Rivera. ¡Figurarse! Pues al arzobispo de Toledo, al que llaman en Madrid Su Menudencia, que es más franquista que el mismo Franco, se ha disgustado con la novela y ha conseguido de Gabriel Arias Salgado que prohíban la obra; vamos, que ya la han mandado retirar de las librerías y secuestrar... Para esto sirve el convenio entre España y el Vaticano, para que los obispos humillen a los españoles... A todos, a los vencidos e incluso a los españoles que se jugaron la vida por salvarles a ellos la suya. Y esa humillación la tolera la Falange oficial de Madrid... ¡Qué poca vergüenza!

- Sí ya sólo existen falangistas a título individual, que ni siquiera se atreven a discutir con otros camaradas los abusos de poder que estamos presenciando. Este cardenal de Toledo ya sorprendió con su feroz intolerancia cuando atacó a Miguel de Unamuno, llamándole destructor de la fe y del orden social, además de prohibir su libro Del sentimiento trágico de la vida. Y acordaros que, hace dos años, la revista Eclesia se permitió hacer unas “acotaciones a la obra de Ortega y Gasset”, afirmando que “poseen el arte literario de los sabios encantamientos, pero apenas recoge vibración espiritual”, para terminar diciendo que “son libros peligrosos para el lector propenso al hechizo”.

- ¡Pues vaya crítica más cursi! No sé dónde vamos a ir a parar. Han censurado a Jacinto Benavente, a Gregorio Marañón, hasta la “Biografía de José Antonio”, de Felipe Ximénez de Sandoval, ha sido censurada en las referencias a José Calvo Sotelo y Ramiro Ledesma Ramos... No pueden publicarse las obras de Luis Cernuda ni de medio centenar de autores relacionados con el otro bando, persiguiéndolos como ratas... La Iglesia está detrás de todas las disposiciones culturales del Gobierno y del Partido, que multiplican los Ayuntamientos, en favor de una moral de opereta...

- Acordaros de las normas que dictaron el 7 de julio, prohibiendo, por decreto, “las actitudes plebeyas y los desaliños de indumentarias en lugares públicos...” Enseguida prohibieron en las cafeterías que los hombres no llevaran chaqueta... Y lo que estamos viendo en piscinas y playas, donde se miden los centímetros de tela de los bañadores y hay que tener puesto el albornoz fuera del agua... Son comportamientos estúpidos, aberrantes, nacidos en mentes enfermas... Están apartando a la juventud del catolicismo con tantas monsergas. Todo es pecaminoso y peligroso para la juventud: el baile, el carnaval, el teatro y el cine, los baños públicos... Hemos pasado de los abusos de la República a la santa intolerancia...

- La Iglesia Católica, con su particular manera de entender la moral pública, acabará sembrando la semilla del anti régimen. Porque la gente identifica ya Iglesia con Estado; son una misma cosa... Era imposible de imaginar que, una vez terminada la guerra, los curas iban a adoptar posturas tan intolerantes con los vencidos y con los vencedores... Y tan abiertamente anti falangistas.

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