La Audiencia Nacional ha impuesto penas que suman 261 años de prisión a dieciséis integrantes de una organización liderada por Ángel Suárez Flores, Casper, condenado a 90 años de prisión, por narcotráfico, amenazas, detenciones ilegales, torturas, lesiones y tenencia ilícita de armas.
En una sentencia en la que absuelve a otros ocho acusados, la Sala considera acreditado que los condenados integraban un grupo cuya finalidad, entre otras muchas actividades delictivas, era la de apoderarse de contenedores para sustraer estupefaciente a otros traficantes en los llamados "volcados de droga".
Para conseguir sus objetivos los condenados se hacían pasar por guardias civiles e incluso en algún caso por un juez y no escatimaban en infringir torturas, amenazas e incluso detenciones ilegales.
La sentencia relata que Casper diseñó un plan para apoderarse de dos contenedores de los que tenía conocimiento que iban a llegar al puerto de Algeciras (Cádiz) procedentes de Bolivia en diciembre de 2009, uno de ellos con 211 kilos de cocaína valorados en seis millones de euros y el otro con una cantidad indeterminada, para lo cual alquiló un chalet en Manilva (Málaga).
La banda vigiló durante varios días en Algeciras a la empresa que iba a gestionar los contenedores con sofisticados sistemas tecnológicos como seguidores GPS y cámaras ocultas y alquilaron una nave en esta localidad.
A la vista de que no obtenían la información necesaria Cásper decidió capturar al jefe de la sucursal de la citada empresa para lo que se hicieron pasar por guardias civiles y al que llevaron a la nave donde cinco personas le infligieron "toda suerte de malos tratos".
La sentencia relata que le dejaron en ropa interior y le envolvieron la cabeza con cinta diciéndole que era para que no salieran los fluidos al dispararle, además de propinarle puñetazos y patadas.
Este hombre les dijo que uno de los contenedores de droga que buscaban ya había sido despachado y para estar seguros de que decía la verdad le cortaron parcialmente el dedo pulgar del pie izquierdo con un machete.
Finalmente consiguieron que les diera el nombre del encargado de tramitar los contenedores, ante lo que le pusieron en libertad pasadas veinte horas.
La banda secuestró después al encargado de los contenedores, al que mantuvieron en la nave durante cinco horas enseñándole el dedo cortado al otro hombre y un machete para atemorizarle mientras le golpeaban repetidamente con puñetazos y patadas y amenazaban con actuar contra él y su familia.
Este hombre, que tenía conocimiento de que el contenedor llevaba cocaína, les facilitó la información que le solicitaban y se comprometió a ayudarles a hacerse con la droga que buscaban.
Los narcotraficantes a los que iba destinada la droga recogieron el contenedor que contenía 211 kilos de cocaína en el parque empresarial de Jerez de la Frontera (Cádiz).
Por su parte, la banda de Casper retuvo en una finca de Lebrija (Sevilla) al hermano de uno de los narcotraficantes que llevaba la droga e interceptaron a tres miembros del otro grupo cuando llegaban a este lugar para lo que se hicieron pasar por guardias civiles e incluso algunos por secretario judicial y por juez.
Para que les dijeran dónde estaba la droga golpearon durante horas violentamente con instrumentos contundentes a las tres personas a las que retuvieron hasta que consiguieron su propósito de apoderarse del estupefaciente.
El tribunal no condena por blanqueo porque no ha podido probar este delito aunque sí considera acreditado que Casper obtuvo pingües beneficios del tráfico de drogas.
Una de las personas absueltas es la mujer de Casper, de la que no se ha podido probar que conociese el origen ilícito del dinero que todos los meses le proporcionaba su marido y que se gastaba en el mantenimiento de la familia.