El liberal Bronislaw Komorowski, definido como moderado y conciliador, es el favorito en todos los sondeos para ganar las elecciones presidenciales polacas y volver a convertirse en presidente, cargo que ocupa desde la muerte de Lech Kaczynski en el accidente aéreo de Smolensk (Rusia) en 2010.
Aunque inicialmente la prensa le calificaba de político anodino y sin carisma, para la mayoría de los analistas Komorowski (Oborniki Slaskie, 1952) se ha labrado en los últimos años la imagen de un jefe de Estado capaz de asegurar la colaboración con el Ejecutivo, sin vetos ni sobresaltos.
"Sabe negociar, es conciliador, puede que sea gris, pero es muy inteligente y cada vez más activo", dijo a Efe la analista del Instituto de Asuntos Públicos Agnieszka Lada, que comparó su talante con el del fallecido Kaczynski, político nacionalista-conservador que mantuvo una difícil cohabitación y sonadas discrepancias con el entonces Gobierno liberal de Donald Tusk.
Estas cualidades han sido las armas de este licenciado en Historia para ascender poco a poco en la política polaca, afianzando cada paso con paciencia y sirviéndose en ocasiones de la imagen de otros personajes de su entorno para completar su falta de carisma.
Komorowski es miembro desde 2001 de la formación liberal Plataforma Ciudadana (PO), que gobierna el país desde 2007.
Como presidente del Parlamento, Komorowski asumió la jefatura del Estado de forma interina a raíz del desastre de Smolensk, cuando se estrelló el avión presidencial y murieron los 96 ocupantes. Semanas después se impuso en los comicios presidenciales frente al hermano de Lech Kaczynski, Jaroslaw.
Durante la época comunista, Komorowski formó parte del sindicato Solidaridad, el movimiento clandestino de oposición a la dictadura liderado por Lech Walesa, una militancia que le llevó a la cárcel durante algunos meses.
Con la llegada de la democracia comenzó su carrera política, primero como diputado, luego como ministro de Defensa con el gobierno del expresidente del Europarlamento, Jerzy Buzek; más tarde vicepresidente y presidente del Parlamento; y finalmente jefe del Estado.
El político liberal es abiertamente europeísta y ya ha declarado en varias ocasiones su cercanía política con Donald Tusk, quien desde diciembre del pasado año preside el Consejo Europeo.
Komorowski está casado desde hace más de 35 años y es padre de cinco hijos, una situación familiar que ha sido resaltada por sus directores de campaña y que hace que muchos polacos le vean como esa especie de tío o abuelo entrañable necesario para sosegar la política nacional.
No obstante, su imagen se ha modernizado en los últimos dos años e incluso Komorowski se ha afeitado su característico bigote, mientras que su esposa desde 1977, Anna Komorowska, también ha refinado su vestuario y corte de pelo sin perder esa estampa de mujer popular, con algunos kilos de más, que ejerce su papel de primera dama cercana y sin pretensiones.
Los últimos sondeos auguran que Komorowski se impondrá el domingo a su principal rival, el nacionalista-conservador Andrzej Duda, aunque previsiblemente sin mayoría absoluta.
Si se cumple este escenario será necesario acudir a la segunda vuelta prevista para el 24 de mayo, en la que sólo se medirán los dos candidatos más votados en la primera y en la que se espera que gane Komorowski.
En todo caso, la disyuntiva en Polonia durante estas elecciones presidenciales se limitará a derecha liberal o derecha conservadora.