El metro se abre paso hacia Atarazanas en un trayecto que es antesala de un futuro mapa lleno aún de incógnitas.
Hace siete días que arrancaron las obras del metro en el centro histórico. En concreto, del tramo Guadalmedina-Atarazanas y que, conllevan, en un primer momento, el desvío provisional del tráfico y la localización de las redes de suministro y saneamiento para evitar afectaciones.
El dibujo de este tramo está claro. Son 295 metros bajo tierra de recorrido que unen el Puente de Tetuán con la Calle Torregorda. La estación se ubicará en el lateral norte de la Alameda.
Hasta aquí, todo claro. Las dudas comienzan a partir de este punto. De entrada, la primera incógnita se cierne sobre los plazos. La obra en superficie debe estar terminada para Semana Santa. Precisamente para que se celebre con normalidad.
De no estar concluidas para esta fecha, el sobrecoste de los trabajos sería millonario. Supondría un paréntesis en la prolongación del metro en el lateral norte. Cubrir provisionalmente la superficie para posteriormente tener que demoler el parche y proseguir los trabajos.
En cuanto a la obra subterránea, su finalización está comprometida para finales de 2017.
Otra de las incógnitas sin resolver tiene su epicentro en el Corte Inglés y en la futura línea 4. Una línea que arrancaría en el Guadalmedina y se prolongaría hasta el Hospital Civil. Inicialmente está previsto solucionar este tramo en superficie. Pero, aún no hay un pacto político que lo selle.
