La Audiencia Provincial de Granada valorará a principios de 2016 el recurso que ha presentado el profesor de autoescuela condenado por tratar de estrangular a un examinador de la Dirección General de Tráfico (DGT) tras un desencuentro durante un examen de conducir en Granada contra la sentencia que le obliga al pago de una multa de 240 euros y de otros 7.800 euros de indemnización a su víctima.
Concretamente, según han informado a Europa Press fuentes judiciales, la vista se celebrará el día 23 de febrero del próximo año, fecha en la que un tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia tendrá que decidir si rebajar, mantener o revocar la condena que le ha impuesto el Juzgado de lo Penal 3 de Granada.
La representación legal del profesor, que presentó recurso contra el fallo el pasado 8 de mayo, pide que sea absuelto de la falta de lesiones que se le atribuye "con todos los pronunciamientos favorables" y, de forma subsidiaria, que se le condene como responsable civil al abono de 94,02 euros o, como alternativa final, al pago de 963,7 euros, en el caso de que se confirme la condena.
Así, considera que el juez ha errado en la valoración de la prueba y en la valoración del principio 'in dubio pro reo', por el cual, en caso de duda, se beneficia al procesado. De forma subsidiaria, pide al tribunal que contemple error en la valoración de la prueba médica, por no acreditarse el nexo de causalidad clínica que permita realizar la imputación objetiva por responsabilidad civil derivada del ilícito penal, o finalmente error en la valoración de la prueba con infracción de la aplicación del baremo sobre daño corporal, considerando que le corresponde el pago de una indemnización menor.
La Fiscalía pedía para el procesado, José Luis M.O. un año y seis meses de prisión y multa de 720 euros, pero el juez lo absolvió finalmente de los delitos de atentado, lesiones y falta de amenazas por los que estaba acusado, y sólo le considero autor de una falta de lesiones.
En la sentencia se considera probado que durante la mañana del día 24 de septiembre de 2013, el examinador de la DGT, en el ejercicio de sus funciones, se subió a un vehículo de la autoescuela San Juan de Dios junto con dos alumnos y el profesor de la autoescuela, el acusado, para realizar a aquellos el examen práctico de prueba de circulación.
Cuando ya había comenzado el examen de conducción de uno de los alumnos y cuando se encontraban en la Avenida García Lorca de Granada, el examinador se dirigió al procesado para preguntarle por el testigo acústico luminoso del doble mando ya que no lo veía.
Entonces se originó a partir de ese momento una discusión entre ambos en circunstancias que no se han determinado, para seguidamente y "sin que conste que el acusado profiriera amenazas de muerte contra el examinador", salir ambos del vehículo. La discusión llegó a tornarse en violencia física de modo que, "sin que conste cómo se inició", el inculpado llegó a agarrar del cuello al examinador.
A resultas de los hechos, la víctima de los hechos sufrió lesiones que precisaron una asistencia facultativa y de las que tardó en curar 123 días durante los que estuvo impedido para sus ocupaciones habituales, consistentes en eritema con marcas de dedos en cuello, equimosis en zona lateral izquierda de la tráquea y presentó asimismo un trastorno ansioso depresivo reactivo que precisó de tratamiento psicológico especializado a cuyo fin fue derivado por su médico de cabecera.
Tras el recurso planteado por el examinador, la Fiscalía y la acusación popular, la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra), colectivo profesional que engloba a casi todos los examinadores de España, han presentado un escrito de impugnación a su recurso, según han informado a Europa Press fuentes del caso.
EN EL JUICIO
Durante el juicio, que se celebró el pasado 31 de marzo, el inculpado negó haber agredido al examinador, y señaló que fue "al contrario". Según explicó, el profesional de la DGT llegó más de una hora tarde al examen, porque se quedó tomando un café en un bar, y, al subirse al vehículo de la autoescuela, ya comenzó a proferir "insultos" al alumno que se examinaba, al que, según dijo, llamó tonto.
Asimismo, según indicó, el examinador reclamó "con malas palabras" que se pusiera a la vista el piloto que indica que el profesor ha usado los pedales de apoyo, y por ello el profesor le dijo que en esas condiciones no podía "permitir" que tuviera lugar la prueba. Ya fuera del vehículo, según sostuvo, el examinador fue el que le pegó un empujón, una agresión que sin embargo denunció días más tarde al saber que había sido también denunciado.
El profesor mantuvo ante el juez que lleva cerca de 40 años ejerciendo la profesión y que nunca ha tenido problemas con ningún otro examinador, y ha indicado que, cerca de su jubilación, no se iba a jugar su reputación por un incidente de ese tipo.
Testimonio completamente opuesto ofreció el examinador, que afirmó que en ningún momento insultó a cualquiera de los dos alumnos que se estaban examinando, y aclaró que fue el profesor el que ya de entrada le trató mal diciéndole que "dejara de dar por culo".
En un momento dado, y cuando el examinador obligó a que el coche parara para bajarse, tras el desencuentro por el "chivato" de los pedales, el profesor le "ganó la posición" y consiguió situarse delante, ya fuera del vehículo. Allí, y tras amenazarle de muerte, le estranguló, acción que fue frenada por la acción de los dos alumnos.
De allí, salió huyendo, pese a la persecución de su agresor, y se dirigió a una comisaría cercana para interponer una denuncia y a Tráfico, donde informó a su superior de lo ocurrido. Y después tuvo que recibir tratamiento psicológico y cambió de trabajo, tras 20 años de examinador.