Son las principales conclusiones de una encuesta elaborada por la patronal de las compañías de seguros (Unespa), sobre medio millar de jóvenes madrileños de ambos sexos que, por regla general, se sienten seguros cuando viajan en coche con sus padres.
Del sondeo se desprende que en un 60% de los hogares sólo conduce el padre, que en el 30% conducen ambos, y que solamente en un 10% conduce la madre en exclusiva.
Así, el 51% de los preadolescentes han calificado a su padre como un conductor “muy bueno”, frente al 41% que otorgan esa nota máxima a sus madres.
Esa buena percepción se refleja en que sólo dos de cada mil jóvenes reconoce que siempre “pasa miedo” cuando va en coche con sus padres.
El 83% afirma que se siente seguro en los viajes y el 15% sólo siente miedo de forma ocasional.
De hecho, entre el 70 y el 80% de los menores les gustaría conducir “más o menos igual” que sus progenitores, aunque un 10% circularían más rápido que su padre, porcentaje que se multiplica por dos en el caso de las madres, hasta un 21%.
Esa visión es algo distinta cuando se les pide que valoren al resto de conductores, ya que califican como “imprudentes” a un 30%.
La inmensa mayoría de los menores considera que sus dos padres mantienen una actitud equilibrada al volante –un 70% no se enfada nunca–, aunque en este punto ganan las mujeres, que se mantienen tranquilas para un 77% de los niños.
Por contra, uno de cada cuatro padres es excesivamente vehemente en el coche, porcentaje que cae a uno de cada cinco en el caso de las mujeres.
Uno de cada tres preadolescentes apuesta por reducir los límites de velocidad.