Especialmente extraordinario está siendo el presente invierno, con temperaturas “propiamente primaverales o del mes de noviembre”, afirma el meteorólogo. Y para muestra, este mismo mes de enero, que se ha estrenado con un nuevo récord en los termómetros.
“En este enero hemos alcanzado las temperaturas más altas de la historia, con tres grados por encima de la media que correspondería a esos días invernales, por encima de los 16 grados centígrados”, detalla.
El 2015 ha sido “muy seco y caluroso”, el segundo más cálido en Málaga desde el año 1942. Tras los agobiantes mayo, julio y agosto, donde se vivieron noches insoportables, llegó el otoño, o más bien el acuñado veroño, y todavía muy pocos han usado la bufanda y la ropa de abrigo.
Pero, ¿ cuáles son las razones que justifican las altas temperaturas que estamos registrando y sin predicción de olas de frío? Vivimos en un mundo globalizado, donde todo nos afecta, también meteorológicamente hablando. Así, José María Sánchez-Laulhé achaca este “trastoque” del tiempo al denominado El Niño, un fenómeno climático natural que se produce en el Pacífico ecuatorial y que implica cambios en la temperatura de las aguas, cuya “repercusión es mundial”. “Ha soplado en toda España mucho viento del sur de carácter tropical, unas veces más seco y otras más húmedo. Por ello, hemos tenido un aire bastante cálido para estos meses, lo que ha impedido el paso de los frentes”, argumenta.
“A nivel climatológico es un espectáculo lo que está sucediendo ahora en el mundo enero con los efectos de El Niño, que evidentemente se están estudiando”, apostilla.
Es más, esta entrada del viento del sur de forma reiterada sobre la Península ha provocado que Canarias se haya quedado sin vientos alisios, un hecho “anómalo” que ha llevado a que el mar se “recaliente” y eso también “nos repercute”, razona Sánchez-Laulhé.
Lluvias
De hecho, los meses de noviembre y diciembre son los más lluviosos en Málaga, con una media de cien litros y tan sólo ha caído 0,8 litros. “En enero, por lo menos se han recogido 8 litros, que es la tercera parte de lo que debería haber llovido”, informa.
Y qué nos espera para los próximos meses. El meteorólogo avanza que “los mapas nos dicen que tampoco va a producirse un final de invierno lluvioso”, aunque “es complicado” de predecir.