Alrededor de 1.100 personas han sido detenidas en los últimos días en Túnez por vandalismo, pillaje y violación del toque de queda, cuya vigencia ha sido prolongada, informó hoy el Ministerio de Interior.
Jalifa Chibani, responsable de comunicación de la Guardia Nacional, actualizó por su parte la cifra de arrestados facilitada esta mañana, que elevó a 1.105 personas detenidas en los últimos días por vandalismo, pillaje y violación del toque de queda.
Según Chibani, 582 personas están implicadas en actos de violencia y saqueo en las calles, mientras que 523 han sido detenidas por no respetar el toque de queda desde que este fuera impuesto el pasado jueves, tras varios días de protestas.
La violencia se desató después de que cientos de personas salieran a protestar contra el desempleo y la parálisis económica en las zonas rurales de la provincia suroccidental de Kasserine, empobrecida y afectada por la acción de grupos yihadistas que se esconden junto a la frontera con Argelia.
Las manifestaciones, que comenzaron como un simple arrebato de indignación social, fueron rápidamente manipuladas por grupos de extrema derecha asociados al antiguo régimen y movimientos radicales salafistas para generar violencia, según los observadores.
La situación se hizo tan peligrosa el jueves que el primer ministro tunecino, Habib Essid, se vio obligado a abandonar la cumbre de Davos y regresar de inmediato al país.
Las protestas se producen en medio de la crisis que sacude al partido Nida Tunis, mayoritario en la coalición de gobierno, que se dividió días atrás y perdió la mayoría que tenía en la Cámara en favor de sus socios, los islamistas moderados de An Nahda.
Días antes, Essid había ordenado una remodelación del Gobierno en la que los islamistas ganaron peso.
Cinco años después de la revolución que derrocó la dictadura de Zinedin el Abedin ben Ali, la violencia yihadista, el paro, el alza de los precios, la frustración por la lentitud de las reformas y la restricción de algunos derechos con la excusa de la seguridad amenazan el progreso de la única "primavera árabe" que no ha fracasado.