CÓRDOBA CF B 4
ARCOS CF 2
Córdoba CF B: Sillero, Leto, Fran Serrano, Bijimine, Lucena (Vera, 46’), Jordi Ortega, Esteve, Sebas Moyano (Sergio Domínguez, 87’), José Antonio González, Javi Galán (Sergio García, 82’) y Moha Traoré.
Arcos C.F.: Alejandro, Nano Cavilla, Rosales, Urri, Adri, Antonio, Juanca, Jesús (Here-dia, 81’), Diego Martínez (Caballero, 69’), Jacobo y Maqui (Canty, 69’).
Goles: 0-1 Juanca (2’). 1-1 Sebas Moyano (51’). 2-1 José Antonio González, de penalti (59’). 2-2 Jesús (70’). 3-2 Moha Traoré (84’). 4-2 Vera (91’).
Árbitro: Santizo Álvarez (Sevilla). Amonestó al local Moha, así como a los visitantes Diego Martínez, Jacobo, Antonio, Rosales y Jesús.
Incidencias: Partido correspondiente a la 32ª jornada del grupo X de Tercera División disputado en el Nuevo Arcángel ante 300 espectadores, aproximadamente.
Al Arcos se le hizo muy largo el partido que disputó en el majestuoso escenario del Nuevo Arcángel cordobés, en donde jugaba por primera vez en su historia como club: la vez que lo hizo en 1974 también fue en El Arcángel, pero a unos 500 metros de allí, donde logró eliminar al Córdoba de aquella época ascendiendo a la Regional Prefe-rente. En esta ocasión salió a darlo todo en un ‘campazo’ tremendamente largo y ancho (105 x 68) al que le tomó la medida de inmediato, sorprendiendo al filial cordobesista por medio de Juanca transcurrido algo más de un minuto de juego. El centrocampista arcense batía a Sillero a media vuelta cuando buena parte de los espectadores aún no habían tomado asiento en sus localidades.
El equipo de Bermúdez se desplegaba sin complejos por el tapete, con Diego Martínez de referente en la línea de tres cuartos escoltado por un Juanca en su mejor momento de la temporada. El balón corría de banda a banda y tanto Jesús como Jacobo –sobre todo este último- ganaban la línea de fondo con frecuencia, creando situaciones comprometidas para la defensa local, desbordada por la rapidez y habilidad de los extremos visitantes. Solo faltaba dar la puntilla con el segundo, pero Maqui no consiguió su propósito para acabar por redondear una de las primeras mejores primeras mitades que ha firmado el Arcos en esta temporada. La ausencia de un verdadero ‘hombre-gol’ en la plantilla visitante –el máximo goleador del Arcos es Caballero con siete tantos, muy lejos de los 19 de Qui-les, de los 17 de Moha Traoré o de los 14 de Sebas Moyano, todos ellos cordobesistas-, impedía cristalizar en el marcador el gran despliegue de buen juego y de trabajo colectivo que el Arcos ofreció en la ‘mezquita-catedral’ futbolística cordobesa. Apenas se notaban las ausencias de Michele, Zúñiga, Casillas o Corral y el equipo desprendía un aroma de fresco olor a fútbol dinámico y armonioso, encandilando a propios y ex-traños. Pero aún quedaba una eternidad por disputarse y el escenario podía pasar factura.
Y así fue. El Córdoba salió en la segunda mitad totalmente enchufado y arries-gando desde el primer pitido del árbitro, Santizo Álvarez, que a su desdichada actuación hasta ese momento, ignorando algunas faltas merecedoras de amonestación siguiendo un absurdo criterio de ‘no intervención’ en la penalización de entradas peligrosas para no pecar de tarjetero, sumó la decisión de pitar un penalti a Alejandro en el área arcense a instancias del juez de línea en una jugada en la que hubo tres errores arbitrales en una sola acción: el primero, por señalar lo que no era; el segundo, por aceptar la sugerencia equivocada de su juez asistente y, el tercero, por el fallo del juez de línea al proponérselo al árbitro. José Antonio González no desaprovechó la ocasión para engañar a Alejandro y adelantó a los locales, deshaciendo el empate que había establecido Sebas Moyano en el minuto 51 marcando de tiro cruzado desde la frontal. El Arcos no se arrugó y buscó la igualada, que consiguió en el minuto 70 por medio de un fantástico disparo de Jesús desde la frontal al que Sillero no pudo desviar lo sufi-ciente como para mandarlo a córner.
El empate vino al minuto de entrar en el campo Canty y Caballero por Maqui y Diego Martínez. Parecía que el Arcos podía mejorar lo hecho hasta entonces, pero fueron los locales los que empezaron a destapar el tarro de su poderío táctico y físico, con Sebas Moyano, Javi Galán y Moha Traoré, en especial el barcelonés de origen africano, machacando sin piedad a la cansada zaga gaditana, contando con esa pizca de suerte que siempre se necesita para ganar, como la que tuvo Traoré para ganarle la partida a los dos centrales del Arcos en la misma jugada del cuarto, obra del juvenil Vera, y en la del tercero, obra del propio Moha Traoré, en la que un rebote despistó a Alejandro.
El Arcos dejó un buen sabor de boca en un estadio de campanillas, llevándose piropos de todos y mantiene la quinta plaza a falta de ocho jornadas para el final de la liga, pero también expuso en el ‘coliseo’ blanquiverde sus carencias y sus necesidades. A pesar de todo, es el primero del resto de equipos de la liga que no están en zona de promoción. Para frotarse los ojos de incredulidad si no fuera porque es tan cierto como que el sol sale todos los días.