El Gobierno tunecino ordenó hoy el cierre de la frontera con Libia y restringió el acceso a las regiones del sur tras la muerte de al menos 24 personas en un ataque de presuntos yihadistas procedentes del país vecino a un comisaría y un cuartel en la ciudad meridional de Ben Guerdan.
Según el Ministerio del Interior tunecino, el tránsito ha sido interrumpido a través del paso fronterizo de Ras Jedir, situado a unos 50 kilómetros del lugar del ataque y prohibido el acceso a la turística isla de Yerba y a las zonas del desierto.
También se ha establecido un cordón de seguridad en las entradas y salidas de la propia Ben Guerdan, considerada la capital de los traficantes en Túnez y lugar desde el que los más fanáticos han partido para sumarse a la organización terrorista internacional Al Qaida y la yihad internacional desde principios de siglo.
El ataque se produjo poco antes del amanecer y en el mismo han perecido 13 presuntos yihadistas, seis miembros de las fuerzas de Seguridad -militares, policías y un agente de aduanas- y al menos cinco civiles.
Este es el segundo enfrentamiento armado en Ben Guerdan en los últimos cinco días después de que el pasado miércoles otros cinco presuntos yihadistas cruzaran la frontera de la misma manera y se atrincheraran en un casa antes de ser abatidos por unidades especiales de la lucha antiterrorista.
Las fuerzas de Seguridad tunecinas indicaron entonces que los presuntos terroristas estaban vinculados con la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico y que entraron en el país de forma clandestina a través de la frontera a bordo de varios vehículos todoterreno.
Testigos aseguraron, por su parte, que los infiltrados eran diez y que cinco de ellos habían logrado huir tras el primer intercambio de disparos.
La Policía fronteriza tunecina estaba en estado de alerta máxima desde que hace dos semanas aviones de combate estadounidenses mataran a 50 personas -en su mayoría tunecinos- en un bombardeo contra supuestos objetivos de la rama libia del EI en la ciudad libia de Sabratah, a unos 100 kilómetros de la frontera con Túnez.
Según el Pentágono, con el ataque pretendían matar a Nourdine Chouchane, un conocido cabecilla yihadista tunecino al que se acusa de instigar dos de los tres atentados que Túnez sufrió en 2015 y que luchó junto al Estado Islámico en Siria e Irak.
Poco después, tropas al mando del Gobierno libio en Trípoli prosiguieron con la operación por tierra contra la citada célula en Sabratah, lo que había puesto en alerta a las fuerzas tunecinas, que temían que los yihadistas hostigados huyeran en dirección a su país.