No se trataba de reeditar las movilizaciones del 15-M de 2011, sino de evocar el espíritu que provocaría años después el tan demandando empoderamiento ciudadano a través de la política. De ahí, varios colectivos arcenses, entre los que figuraron AMA Natura, la Asociación de Desempleados de Arcos ‘Rafael Pérez del Álamo’, la asociación Delta por los derechos de los homosexuales, bisexuales, transexuales, etc., espacio Áurea y otros, además de varios partidos políticos que ni siquiera nombraron sus siglas al objeto de no politizar el acto, se dieron cita en el Paseo de Andalucía el pasado domingo; en primer lugar para leer un manifiesto –obra y lectura de Mari Ángeles Vázquez- para reivindicar una vez más un mundo más justo y equilibrado, donde los grandes poderes no acaben destrozando las ilusiones de la gente de a pie.
Si bien el Paseo ya fue escenario en aquel 2011 de algunas movilizaciones y acampadas esporádicas, como ya ocurriera en la madrileña Puerta del Sol, el escenario planteado tomó un cariz festivo y solidario, pues se montó una barra cuyos beneficios servirán para ayudar a los refugiados en Indomeni. Además, ya por la tarde, se sumaron al acto varios grupos musicales para animar la jornada. Pero sobre todo se trataba de dar voz a los colectivos ciudadanos y a los proyectos autogestionados que simbolizan el divorcio de los poderes con los ciudadanos.
El manifiesto recordó las movilizaciones que se dieron en el mundo, fundamentalmente contra el poder financiero y los gobiernos o la manipulación de los medios de comunicación, como también admitió que el 15-M de 2011 no se produjo una revolución, sino que “desencadenó una corriente de contestación ciudadana con efectos muy amplios y variados”, pues teóricamente de aquellas jornadas de movilización nacieron colectivos e incluso partidos políticos que con el paso del tiempo han llegado al Parlamento, caso de Podemos.
De hecho, los colectivos convocantes del particular 15-M de Arcos sostienen que el principal legado de la efeméride haya sido “la creación de un espacio colectivo y la construcción de plataformas de colaboración que rompen con las fronteras impuestas por las distancias territoriales, los matices ideológicos o las reivindicaciones particularistas”. De aquellas movilizaciones que cumplen ahora cinco años nacieron lemas como “No hay pan para tanto chorizo” o “Lo llaman democracia y no lo es”; ideas que gran parte de los ciudadanos españoles siguen compartiendo en el tiempo a raíz de la corrupción que parece haberse instalado a sus anchas en la vida de España. Por todo, los convocantes entienden que es preciso “fortalecer los movimientos sociales, actuar, participar, cooperar y contribuir a la dignidad humana”, para pedir que “nadie sea un observador imparcial de cuanta injusticia nos rodea”.
Muchas de estas ideas tuvieron su reflejo en un mural en el que los presentes tuvieron ocasión de depositar su particular mensaje y firma. Las consignas, como no podía ser de otro modo, buscaban un mundo mejor para todos.
