“Llevo cuatro años jubilado. Antes de jubilarme le puse un bar a mis hijas, Nely (Noelia) y Manuela, y cuando llegó el momento cerré el mío y ahora estoy podríamos decir que de vigilante de la playa. Vivo aquí mismo en Picadueñas y me paso muchas horas en el bar. Mi hija Nely está friendo el pescao y Manuela atendiendo la barra”.
Arturo Ojeda, rey emérito del pescao frito, el dueño de siempre del bar Arturo de Picadueñas “el del pescao está ahí arriba de esta calle a la izquierda” me comentaba una vecina del barrio cuando aparcábamos el coche y preguntábamos que dónde estaba el santuario del pescao frito y del marisco a quien, no hace mucho, le han dado en Cádiz un premio por ser el mejor bar. Un bar que, ahora en manos de sus hijas, sigue las mismas directrices que impuso en su momento Arturo ya que “mi padre me metió en este lío de la hostelería el 21 de diciembre de 1961, tendría yo unos quince años y era un tabanco antiguo de los de Palomino, de beber, de jugar al dominó, a las cartas, de pedir fiao, apúntalo que ya te pago, y un día me lié la manta a la cabeza y compré una freidora redonda de agua y comencé con el pescaito. Quité las cartas, el dominó y aquello dejó de ser un tabanco para convertirse en un bar. Estuvimos algún tiempo dando café, pero también quité la máquina de café. Un bar que abrimos, y mis hijas siguen abriendo, de 1 de la tarde hasta las 4.30 y por la tarde de 8.30 a 12. Los domingos y los lunes no se abre porque no hay pescao y marisco fresco. Aquí quien llegue tiene la confianza de que lo que sea es fresco, del día, si no hay acedías del día pues ese día no se ponen acedías. Eso se tiene claro desde el principio. El pescado del día, fresco y si no hay, no hay. No se engaña a nadie y quizá ahí es donde radique nuestra virtud”.
Arturo dice que se levantaba a las “cinco y media o seis de la mañana. El pescao me lo traen de Sanlúcar, las gambas de Huelva, tenemos nuestros proveedores, pero hay que estar muy temprano despierto y viendo lo que llega y luego a freir. También vamos a la Plaza de Abasto, a nuestra Paza de Abasto a comprar pescao del día”. Almejas a la casa, acedías, adobo, boquerones, cazón, chocos, dorada, puntillitas, pijotas, merluza, tortilla de camarones, hueva aliñá, lenguado... cualquier tipo de pescado de la zona.
Para freir el pescao, ese freidor que tan famoso le ha hecho “porque, eso sí, aquí han venido muchos famosos, mucha gente, viene gente de todas partes, hasta japoneses y chinos han venido a probar nuestros pescados” ha tenido un buen maestro en la figura de “Manolo el del Bodosky. ¿Usted lo conoce, verdad?. Él me enseñó muchísimo. No hay nadie que haya frito el pescao como lo frió él. Es el número 1 y luego..., que la gente opine. Pero como Manolo ninguno. Recuerdo que tenía, hace ya muchos años, un tabanco en el callejón de la Rendona, ahí por las calle Lealas, y ponía su pescaito frito, sus besuguitos, él fue el que de alguna manera me empujó. No hay nadie como él”.
No se queda corto cuando habla de que en Bar Arturo se da “un servicio inmejorable”, siempre hemos estado en el mismo sitio, en Picadueñas, no nos hemos movido hasta que le abrí el nuevo bar a las niñas y ya me tuve que jubilar. Ahora me han dado este galardón de mejor bar de la provincia y los que me lo han dado sabrán las razones,. Llevo cuarenta años o así vendiendo pescao y marisco”. Y también esos tomates que le llegan directamente desde Conil.
No le teme a la competencia “porque es buena y es normal que salgan establecimientos, freidurías, porque Jerez es muy grande”.
Por el bar Arturo han pasado personajes de todo tipo desde deportistas como Schuster, cuando estaba en el Xerez CD de entrenador e, incluso, cuando ya no estaba, hasta aristas del flamenco, del cine, del teatro y del mundo del toreo que, no en balde, a su padre, Antonio, le decían el torero y colgados muchos motivos taurinos con algún genio, como Rafael de Paula, y presidiendo siempre del local esa caricatura que le hizo a Arturo el genial Pedro Carabante.