Alerta rapto prevé la difusión de múltiples mensajes de aviso durante las primeras horas de la desaparición de un menor a través de medios de comunicación, terminales de autobuses y otros lugares públicos.
Los mensajes, difundidos cada tres horas, contendrán información que permita la localización de la víctima o del secuestrador, como la hora y lugar del rapto, así como una descripción física, de la vestimenta o incluso de cualquier vehículo sospechoso.
“Es un instrumento nuevo y poderoso que salvará la vida de menores”, aseguró ayer el ministro de Justicia luso, Alberto Costa, durante la firma del acuerdo entre las autoridades judiciales y policiales, en el que también participan decenas de entidades públicas y privadas, medios de comunicación, empresas de transporte y Organizaciones No Gubernamentales sin ánimo de lucro (ONG).
Costa añadió que el lanzamiento de Alerta rapto supone un mensaje a los criminales, porque "ahora existen medios más eficaces y de más largo alcance para perseguirlos".
El sistema no será un procedimiento habitual en todos los casos de rapto infantil, sino que sólo será activado de manera excepcional en caso de secuestros de menores por personas ajenas a su familia o cuando la vida de la víctima o su integridad física corran peligro.
Por tanto quedan excluidos supuestos como secuestros cometidos por los padres, desaparición de inmigrantes no acompañados y fugas.
El sistema tampoco se aplica si la difusión de los mensajes aumenta el riesgo para la víctima o compromete las investigaciones en curso.
Aunque la difusión de la alerta tiene una duración de tres horas, las autoridades judiciales y policiales pueden decidir su renovación por otras tres horas más.
Es un sistema que, pese a tener aplicación interna, tendrá que ser compatible con otros ya existentes en la Unión Europea, según las autoridades.
Alerta rapto, que está basado en el modelo norteamericano Alerta ámbar, surge casi dos años después de la desaparición, en mayo de 2007, de la niña británica Madeleine en Praia da Luz, al sur de Portugal, que nunca fue encontrada pese a la gran campaña internacional organizada para dar con su paradero.
El caso cobró enorme dimensión mediática y las autoridades lusas pusieron en acción a cientos de efectivos policiales para buscar a la niña, pero no en las horas inmediatas a su desaparición, las más importantes según los expertos.