La Farola de Málaga cumple 200 años convertida en icono y emblema de una ciudad cuya historia y porvenir no se entienden sin el de su puerto. La exposición cartográfica ‘Historia, mar y símbolo’, comisariada por los reconocidos historiadores Francisco Cabrera y Manuel Olmedo, nos acerca a través de más de un centenar de planos, mapas y dibujos, muchos de ellos inéditos, la importancia histórica, geográfica y económica de esta luz guía, único faro con nombre femenino en la península.
Fue inaugurada el domingo 30 de mayo de 1817, el día de San Fernando, en homenaje al entonces rey de España, Fernando VII y es obra del ingeniero militar coruñés Joaquín María Pery.
Una exposición que nos descubre vistas de la ciudad que dan buena cuenta del desarrollo de Málaga en los últimos siglos o ilustraciones donde la querida Catedral de Málaga, conocida por todos como ‘la Manquita’, aparece completa, tal y como se proyectó. “Aquí está la historia de la ciudad y del puerto, que es una misma historia profundamente enlazada”, reivindica Manuel Olmedo, que pone por ejemplo uno de los paneles que exhibeel mapa que revela cómo a finales del siglo XVIII el puerto estaba centrado entre la Torre Gorda y lo que hoy es la calle Larios, o cómo se proyectó el desvío del Guadalmedina para evitar los daños que causaba a la ciudad o la primera gran avenida en ese cauce que ya no era necesario.
Una muestra que nos descubre curiosidades como su coste. Construida con piedra del Monte Gibralfaro por presidiarios como mano de obra, levantarla costó apenas 387.301 reales de vellón. “Lo que hoy en día serían unos 3,3 millones de euros”, explica Francisco Cabrera, “un bajo coste para un edificio de una envergadura de 31 metros y con los reverberos de plata que se le pusieron era bastante razonable”.
O que nos recuerda que en 1787 se creó en Málaga el Colegio Náutico de San Telmo, gracias al apoyo de Miguel y José de Gálvez, “una ilustre familia de Macharaviaya, padre y tío del gran Bernardo de Gálvez, héroe nacional y de EEUU”, un espacio “donde los jóvenes aprendían sobre navegación para ser marines o capitanes, pero también danza como método de relacionarse con otros”, explica Olmedo, que reivindicó la formación en historia de esta institución.
Puede visitarse hasta el próximo 30 de septiembre en el hall de la Autoridad Portuaria, que ya trabaja en la apertura al público como museo de la icónica Farola de Málaga.