El tiempo en: Mijas
Miércoles 27/11/2024
 

Cádiz

Cómo convertirse en pirata en plena calle Sagasta

Eugenio Belgrano abre 'El gaditano errante' que te invita a un 'scape room' basado en el asalto de 1596 a la ciudad de Cádiz

Andaluc�a Informaci�n
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Cargando el reproductor....

Con una réplica del galeón ‘Santísima Trinidad’, el Cádiz del siglo XVIII  desembarca en el número 30 de la calle Sagasta. Con el nombre de ‘El Gaditano Errante’, Eugenio Belgrano, conocido por sus inmersión en los subsuelos de la ciudad, abre sus puertas este viernes con ofertas de “productos gastronómicos locales de la ciudad, souvenires, reproducciones arqueológicas que parecen auténticas y un ‘scape room’ que te lleva a las bodegas del galeón”.

La intención es que el turista se sienta en el interior de un barco donde podrá disfrutar de manera gratuita del vídeo del Cádiz Virtual, cedido por el Ayuntamiento. En 15 minutos te explican cómo era la ciudad de Cádiz de esa época. Pero quizá la mejor sorpresa que alberga este espacio abierto y creado por Belgrano sea “un ‘scape room’, un juego de rol basado en una historia donde un grupo de entre dos y diez jugadores tienen una hora para resolver los acertijos que se les van lanteando a lo largo del juego”.

Adivinar las pistas para poder escapar. La innovación de este ‘scape room’ es que está basado en el asalto de 1596 que sufrió la ciudad de Cádiz. Entran en un barco  y “supuestamente están condenados por piratería y ahora tienen que demostrar su inocencia encontrando un documento que se encuentra en las mazmorras del barco”.

La historia del barco
El barco ya de por sí, además de ser una réplica histórica, tiene su propia anécdota. El galeón se encontraba escondido en un local de calle Beato Diego de Cádiz. Era de la tienda del archiconocido músico gaditano, Antonio Martínez Ares.
“De repente veo a unos albañiles apilando la madera en cubas y les pregunté”. A Belgrano se le encendió la bombilla y en nada de tiempo estaba comprando el barco, desmontándolo tabla a tabla porque no podía sacarlo entero por la puerta y buscando un nuevo local para su próxima aventura.
 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN