“La planificación urbanística ya es de por sí compleja, y la legislación que tenemos la dificulta aún más”. Así de rotundo se mostró ayer Benito García, director del servicio de Gestión Urbanística del Ayuntamiento de Jerez, durante su intervención en las jornadas de Urbanismo para no urbanistas, en la que abordó el complicado equilibrio actual entre el propio urbanismo y el planeamiento urbano, así como sus daños colaterales, en clara alusión a la proliferación de construcciones ilegales.
Fue muy crítico, en especial, con los diferentes instrumentos y disposiciones con los que se cuenta para ordenar y desarrollar la ciudad y el territorio, a causa de la “complejización del diagnóstico urbanístico”. En este sentido, profundizó en el hecho de que “el urbanismo, como disciplina o ciencia que estudia la ciudad y su desarrollo, trasciende hoy en día a la aplicación de lo que ha sido históricamente el planeamiento, al entrar en juego, por aplicación de la legislación, otras muchas cuestiones que marcan desde diversos ámbitos eso que concebimos y hemos dado en llamar urbanismo”. Según expuso, “se ha rodeado al urbanismo de una parafernalia que hace que la gente opte por hacerse una casa ilegal, por lo complejas que son las cosas”. Consecuencia de lo cual nos encontramos ahora mismo con el “gran problema del no urbanismo”, en alusión a las construcciones ilegales, calificadas asimismo por García como “la no ciudad insostenible, (...) porque solo hay ciudad dentro del orden”.
De esta forma, y abundando en esta idea, ha explicado que ‘antes’ de la redacción y aprobación del plan general “hoy en día es fundamental el estudio medioambiental del territorio, donde se tomarán muchas decisiones que marcarán el modelo de ordenación a establecer; ‘durante’ la redacción del PGOU serán determinantes los múltiples informes de otras administraciones que, además, de ser preceptivos y vinculantes, añadirán al proceso de planeamiento grandes dosis de complejidad y, a veces, también de contradicciones; y ‘después’ de su redacción, el plan estará marcado por la denominada ‘gestión urbanística’, es decir, por el desarrollo en sí de sus contenidos, un proceso extremadamente complejo y difícil en aplicación de la ley”.
Pilar Lebrón, técnico del departamento de Gestión de Urbanismo, también incidió en las complicaciones derivadas de las nuevas tramitaciones e informes exigidos por la legislación. “El papel de la administración sería más fructífero si esos controles se simplificaran, porque complican el desarrollo urbanístico y se eterniza que los promotores puedan sacar sus proyectos hacia adelante”. Además, hizo alusión a la “realidad” de los asentamientos ilegales en Jerez, donde ya hay zonas que han sido incorporadas al planeamiento urbanístico, aunque lastradas por el hecho de que son los propietarios los que tienen que asumir los costes de urbanización.
Ante las dificultades que entraña actualmente la planificación urbanística, Benito García señaló que una de las opciones por las que debería apostar la ciudad sería por completar los vacíos urbanos interiores. “Es mejor y más barato crecer hacia dentro que no hacia fuera”, y señaló como zonas en las que se puede intervenir el solar de la fábrica de botellas, Santa Ana y la avenida Caballero Bonald. Y, por supuesto, se refirió a las posibilidades del centro histórico, donde no cabe el riesgo de la “gentrificación” porque “está vacío”. A este respecto, puso en valor las iniciativas de la Delegación de Urbanismo a la hora de dotar de nuevos equipamientos y espacios públicos en la zona para que la gente vuelva a instalarse y “venga a vivir” al centro histórico.
