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Miércoles 27/11/2024
 

Málaga

Salen a la luz pinturas murales del siglo XVIII en la Divina Pastora

Las obras, cofinanciadas por el Ayuntamiento y el Obispado de Málaga, han supuesto una inversión de 279.425,17 euros

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  • Las obras, cofinanciadas por el Ayuntamiento y el Obispado de Málaga, han supuesto una inversión de 279.425,17 euros

La rehabilitación de la iglesia de la Divina Pastora y Santa Teresa de Jesús de Málaga ha permitido la recuperación de pinturas murales del siglo XVIII que decoran gran parte del interior del templo y que lo convierten en el único en su género de los edificios de la capital que poseen este tipo de decoración barroca.

Así, la actuación en el interior de esta iglesia, que ha sido visitada este sábado por el alcalde, Francisco de la Torre, y el obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha permitido sacar a la luz la decoración de dos bóvedas de la nave lateral norte formadas por ángeles y motivos vegetales sobre fondo de color rojizo, en el caso de la capilla que ocupa actualmente la Cofradía del Prendimiento.

Y, de igual modo, una representación de la escena del Carro de Fuego de San Francisco de Asís, en el tramo de nave de la capilla adyacente, y que con toda seguridad perteneció a la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís, han destacado.

Además, en base a la documentación aportada por esta Congregación, es la única que posee cripta de enterramientos, que ha sido también encontrada durante las obras. En esa escena, plasmada con un gran dominio de la perspectiva, aparecen un grupo de frailes capuchinos que, junto a un templo, admiran extasiados la presencia de San Francisco de Asís sobre un carro de fuego tirado por cuatro caballos.

Igualmente destacan las pinturas murales aparecidas en los muros y el techo de la nave central de la iglesia. Entre ellas, han resaltado los escudos enmarcados en una hojarasca de llamativas tonalidades que presiden las paredes laterales del altar mayor o las cenefas de rocalla que enmarcan los arcos que componen el techo de la nave y los huecos de los ventanales que la iluminan.

Del mismo modo, han puesto en valor los escudos de armas del regidor Baltasar Bastardo de Cisneros, patrono del convento, en los dos arranques del arco toral y la inscripción caligráfica de gran formato que recorre la cara frontal de este arco y en la que se lee: 'Ecce beatificamus eos qui sustinuerunt'.

Se trata de una frase contenida en una epístola del apóstol Santiago que se traduce como "Fíjense que llamamos felices a aquellos que fueron capaces de perseverar" o "Aquí honramos a aquellos que perseveraron".

Como han señalado desde la Congregación, es muy posible que Fray Diego José de Cádiz, que perteneció al convento de Málaga, mandara decorar la austera arquitectura de la iglesia capuchina de Málaga, pues fue en la segunda mitad del siglo XVIII cuando más proliferaron este tipo de pinturas murales en los edificios malagueños, ocultadas décadas después con capas de cal por motivos de higiene.

IGLESIA DE LA DIVINA PASTORA

Según han indicado desde el Ayuntamiento, la iglesia de la Divina Pastora y Santa Teresa de Jesús de Málaga ha recuperado el esplendor de siglos pasados gracias a la labor de reparación de su interior que ha desarrollado durante el último año la Oficina de Rehabilitación Urbana del Instituto Municipal de la Vivienda (IMV) en coordinación con el Obispado de Málaga.

Así, las obras de rehabilitación de este recinto eclesiástico que se está llevando a cabo con la cofinanciación entre el Ayuntamiento y el Obispado, han supuesto una inversión de 279.425,17 euros. Por un lado, el Consistorio se ha hecho cargo del coste de la obra, que asciende a 259.901,85 euros, y la entidad religiosa de los honorarios técnicos, 19.523,32 euros.

El templo, que fue edificado en la primera mitad del siglo XVII por los frailes menores capuchinos en el cerro en el que se hallaba la ermita de Santa Brígida, se inauguró en el año 1632. En 2006, la Oficina de Rehabilitación del IMV llevó a cabo la reparación y mejora de la fachada tanto de la iglesia como del colegio anexo, actualmente regentado por la Fundación Victoria, del Obispado.

En 2014, el Obispado decidió acometer la sustitución de todas las cubiertas debido al elevado grado de deterioro que presentaban, lo que tuvo un coste de 324.186,89 euros. Finalmente en 2017 se impulsó la ejecución de una intervención integral de reparación de todo el interior.

Esta actuación, bajo la dirección técnica de Pablo Pastor y desarrollada por la empresa Edificaciones Castelló, ha servido para terminar de recuperar un templo caracterizado por varias singularidades artísticas y arquitectónicas.

La iglesia volverá a abrir al culto a lo largo de la próxima primavera una vez que finalicen las labores para culminar las obras de reparación de su interior, así como para disponer del equipamiento necesario para reanudar las celebraciones religiosas.

CARACTERÍSTICAS DE LA ACTUACIÓN

Las obras de reparación del interior arrancaron en julio de 2017. El edificio se encontraba afectado fundamentalmente por el mal estado que presentaba la solería y los revestimientos debido a la humedad y a la carencia de una base firme de sustentación de sus suelos.

Por ello, los trabajos han consistido en la renovación de todo el pavimento de la iglesia así como de algunas de sus dependencias anexas como la sacristía y el pasillo que la recorre lateralmente.

En la iglesia se ha aplicado un nuevo pavimento de mármol en tonos blanco y rojo, y se han reparado todos los camarines de la nave lateral situada junto al convento de las monjas clarisas, abriendo en uno de ellos las ventanas laterales originales que daban luz natural a las imágenes contenidas en estos espacios.

Además, se ha renovado toda la instalación eléctrica y de megafonía, disponiendo de una nueva capilla bautismal en el arranque de la nave lateral sur, más próxima a la entrada. Ello ha implicado el traslado de los restos del sacerdote Juan Estrada Castro, primer párroco de la iglesia, junto al retablo que contiene el busto del Cristo de las Lágrimas.

También se ha aplicado un nuevo revestimiento de revoco de cal en los paramentos de la sacristía y el claustro lateral, en el que se ha colocado un suelo a base de ladrillo cerámico similar al que existía originalmente en la iglesia y sus claustros adyacentes.

El pozo de uno de estos claustros, convertido actualmente en patio, ha recuperado su primitiva disposición, lo que contribuirá a paliar el problema de humedades que ha presentado la edificación en los últimos años.

De igual modo, se ha restaurado la carpintería de varias puertas, algunas de ellas datadas en el siglo XVIII. La sustitución de la solería dejó al descubierto la estructura muraria de la ermita de Santa Brígida, ocupando parte de la actual nave del Evangelio y claustro.

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